Algunos de los nombres de nuestros compositores mexicanos de música de orquesta —que no necesariamente es clásica— son Silvestre Revueltas, Carlos Chávez, Manuel M. Ponce. La mexicanidad buscó distinguirse de la música de cámara europea. No porque no forme parte de nuestra cultura, sino porque debía contar otras cosas. Pienso, por ejemplo, en el Popol Vuh del mexicano Eugenio Toussaint.
En la orquestación se vislumbra la ruptura eurocentrista de la que ya muchos teóricos han hablado y que se extrapola a otras artes (podemos pensar en las rupturas del cuento de las que hablaba Piglia, por ejemplo). En una muestra de identidad, bien lograda, la obra de Toussaint rememora los pasajes de una creación totalmente originaria, esa que remite a una América Latina que pulsa al ritmo de las percusiones.
No es fortuito que la obra se llame Popol Vuh, libro prehispánico que relata el origen del hombre. La obra musical de Toussaint con un sonar misterioso desde el inicio pero lúdico hacia el final, da cuenta del trabajo de los dioses al crear la humanidad y posteriormente, nos dicta el experimentar de los hombres ya en la tierra.
Sin duda, los elementos musicales más sobresalientes son los vientos madera y metal que recuerdan América (dígase México, Guatemala, Chile…); rememoran esos paisajes bellísimos de azules cielos que se dan gracias a los ventarrones provocados entre sus montañas y volcanes. Una vez más, pero ahora con las flautas y el piccolo podemos imaginar las aves exóticas de estos paisajes de Nuestra América, esa de la que habló Martí. De igual forma, no podemos dejar de lado el arpa en esta obra, pues aquí el agua es otro elemento al que podríamos aludir.
Las percusiones, especialmente los timbales, nos recuerdan el pulsar de la tierra; ese contacto con Pachamama, que los originarios manifestaban por medio del golpeteo a la tierra con sus pies y con sus manos en sus tambores. En constantes ocasiones observaremos que los violines hacen lo suyo, pero que veladamente los tambores suenan como un corazón latiendo y que sin duda le da vida a esta obra.
Si bien la cultura europea nos define y no nos es ajena, siempre es interesante regresar al origen, muchas veces olvidado en un pasado satanizado. Resulta muy importante escuchar esa música que aunque no es canónica, sí habla de un sitio, de su gente y de su historia.
Si tienes curiosidad, puedes escuchar el Popol Vuh de Eugenio Toussaint en este concierto en el minuto 22:43. Interpretado por la Orquesta Filarmónica de la UNAM, en la batuta de Massimo Quarta. https://www.youtube.com/watch?v=A6K3BufxLPc