Un artículo anteriormente publicado por Mexicanísimo, escrito por Carlos Eduardo Díaz y titulado “Nuestra casa entre volcanes”, habla de que México es tierra de volcanes y que entre los más riesgosos están el Popocatépetl y el Volcán de Colima. Pues bien, este último, aunque su nombre dice Colima, se encuentra en Jalisco y, a pesar de que no es el único en este estado, sí es el único despierto.
El Volcán de Colima
Nació en el mismo lugar donde hace 5 mil años se ubicaba el volcán Paleo-Fuego, que al destruirse dio origen al cono que hoy conocemos como Volcán de Colima. Actualmente, es considerado el volcán más activo del país, ya que desde 1991 no ha parado su actividad. Estos aspectos, junto con su elevación de 3,839 metros y su radio de afectación que llegaría a más de 20 localidades cercanas en caso de actividad explosiva, hacen del “Volcán de Fuego” uno de los más peligrosos del mundo.
Zona de volcanes
Además del imponente Volcán de Colima, Jalisco tiene en su territorio alrededor de 600 volcanes dormidos, de los cuales no se ha registrado ninguna erupción histórica, puesto que son muy viejos y han pasado, por lo menos, miles de años desde su última activación.
El área metropolitana de Guadalajara es una de las regiones con más volcanes, razón por la cual se le conoce como “el cordón volcánico del sur”. Algunos de ellos son el Cerro del Cuatro, el Gachupín, el Cerro del Tesoro y el cordón volcánico de Tonalá, con cinco o seis volcanes, de los cuales sobresale el Cerro de la Reina.
Asimismo, en El Salto se encuentra el Papanton de Juanacatlán; en Ixtlahuacán de los Membrillos, el Cerro El Mexicano; en Tesistán, el Cerro La Col y el Volcán de Copala; y por último, en la zona de La Primavera, se encuentran unas veinte estructuras volcánicas como lo son El Mesa, El Burro, El Chapulín y el Volcán del Colli. De todos ellos, destacan por sus dimensiones, el Cerro La Col, el Cerro del Cuatro, el Cerro El Mexicano y el Cerro de la Reina.
Por eso es importante que, además de valorar la riqueza natural que tiene México manifestada en sus volcanes, les tengamos el mismo respeto que le conferían nuestros antepasados, porque la fuerza de la naturaleza es muy grande y sus consecuencias llegan a ser incalculables.
Estemos siempre enterados de la geografía que caracteriza a nuestras ciudades, atentos a los avisos que se emiten a través de protección civil, pero sobre todo de las señales que la misma Tierra nos da para prevenir desastres.
Foto:
- «Colimauno» por Jozboyd, CC BY 3.0.
- «Volcán de Colima, Colima» por Comisión Mexicana de Filmaciones, CC BY-SA 2.0.