El clima de las primeras semanas de este año ha sido desconcertante. Algunos días han sido sumamente soleados y en otros ha llovido a caudales. Quizá nos resulten extraños estos fenómenos meteorológicos o probablemente son causa del cambio climático. Mas, existe una tradición milenaria que lo puede explicar.
Mi abuela me decía, desde niña, que los primeros días de enero definen cómo será el clima del año. A esta observación, la cual aprendió por mi bisabuelo en el campo, le llaman las cabañuelas. Aunque parece provenir de la cultura prehispánica maya, resulta curioso que en la antigua Babilonia existan registros de este método, incluso en España aún se utiliza.
Las cabañuelas consisten en la observación de los primeros días de enero —aunque en otras culturas lo hacen a mitad del año— los cuales representan los meses de enero a diciembre. Posteriormente, se cuentan 12 días más pero ahora contando de diciembre a enero. A partir del día 25, la primera parte del día simboliza un mes y la segunda, otro, por ejemplo, el 25 sería enero y febrero, el 26, marzo y abril. El día 31 se observa desde el amanecer hasta el mediodía para complementar el registro del clima de los meses.
En cada cultura existen métodos diversos para la identificación del clima y del tiempo. Prueba de ello son los observatorios prehispánicos o los registros en los que se sabe que por medio de la sombra de Venus y la luna se podía conocer, aproximadamente, la hora del día. A pesar de que en la actualidad existen sofisticados métodos de predicción del clima, resulta importante recordar que antes de estos sistemas modernos, la observación del cielo, de las lluvias fue muy relevante para las civilizaciones que nacían gracias a la agricultura.