La Sierra Tarahumara es uno de los escenarios más intrépidos y mundialmente conocidos por sus montañas quebradas y abruptas, que más allá de representar una instantánea inolvidable, resguardan leyendas, tradiciones y muchas sorpresas.
Justo en este enclave geográfico se encuentran las Barrancas del Cobre, un tesoro perteneciente a la Sierra Madre Occidental con una extensión de 59,545 kilómetros cuadrados, la tercera parte de la superficie total del estado de Chihuahua, el más grande de la República Mexicana.
En ellas abundan flora y fauna: álamos, madroños, alisos, encinos, sauces, sabinos, águilas, halcones, borregos cimarrones, berrendos, pumas, osos y lobos. En este sitio, destacan las Barrancas de Urique, Sinforosa, Candameña y Tararecua, todas con más de 1,800 metros de altura, las cuales se encuentran entre las diez más profundas del mundo. Cascadas como las de Basaseachi y Piedra Volada también son de las más altas del orbe.
La mejor manera de viajar por la sierra es a bordo del ferrocarril Chihuahua-Pacifico, que sale de los Mochis, Sinaloa, todos los días a la seis de la mañana hacia la ciudad de Chihuahua. Durante el trayecto, el tren se detiene en varias estaciones donde se pueden hacer escalas de uno o varios días.
Desde temprano, en la estación de Mochis o de Chihuahua, el ferrocarril espera, los pasajeros llegan a tiempo porque el transporte es puntual. Durante el trayecto recorre majestuosas barrancas y desfiladeros por 39 puentes y 86 túneles, una de las obras de ingeniería más impactantes del país.
A pie, a caballo, en burro, con los tambores en la espalda, los legendarios rarámuris, siempre viniendo de lejos, bajan por los escarpados caminos de la barranca, rumbo al pequeño poblado de Urique. Durante todo el trayecto se escuchan al unísono sus tambores que retumban en lo más recóndito de la sierra. Es su forma de comunicarse y sentirse juntos.
Las comunidades de El Fuerte, Bisabirachi, Cerocahui y Bachuichivo son valles encantados con pinos y encinos, con enormes piedras con formaciones caprichosas y gigantescos monolitos que valen la pena recorrer.
No se puede terminar el viaje sin conocer la cascada de Basaseachi y de Piedra Volada, que están a solamente un par de horas desde Creel, en la Barranca de Candameña.
La visita a las Barrancas del Cobre es, sin lugar a dudas, una de las experiencias más intensas e interesantes que puede tener el viajero en México, pues la vasta y colorida biodiversidad que encontrarás en esta legendaria región la vuelven el sitio ideal para los amantes del paraíso.