¿En qué consiste la maestría de un escritor? ¿En dónde radica la genialidad de sus escritos?
En una obra literaria, dos momentos resultan fundamentales para construir algo memorable: el inicio y el final. La primera frase y la última.
La función de la primera frase es llamar la atención de quien sostiene el libro entre sus manos; despertar su curiosidad (de atraparlo se encargará el resto del párrafo). Por su parte, la última frase funciona como el sentido del gusto. Es el sabor de boca con el que se quedará el lector y el que logrará que recuerde con emoción lo que acaba de leer o que desee olvidarlo a toda costa.
Se ha hablado ya de las primeras frases de algunas novelas mexicanas. Autores como Rulfo, Ruy Sánchez y Fuentes son maestros en este terreno. Sin embargo, ¿qué sucede con los cronistas? El periodismo –esa literatura bajo presión– nos ha regalado verdaderos genios en el arte de narrar un hecho de principio a fin.
Desde el siglo XIX hasta nuestros días, la crónica mexicana ha dado muestras abundantes de su riqueza y de su calidad.
Con el fin de festejar el espíritu creador, revisemos 25 inicios de crónicas orgullosamente hechas en México:
1. “Lunes de Semana Santa. 15 de abril de 1957, el día que murió Pedro Infante”. Carlos Monsiváis. Pedro Infante. Las leyes del querer.
2. “El Marro, como también era conocido este bailadero, se fundó el 20 de abril de 1920, cuando nuestro país comenzaba a disfrutar la paz y las reivindicaciones sociales proporcionadas por la Revolufia”. Armando Jiménez. Salón México.
3. “Refrene su espanto el lector, pues no se tratará aquí de un alma del otro mundo, sino de un misterioso personaje que se apareció una mañana en la plaza principal de México, allá en el siglo XVI”. Luis González Obregón. Un aparecido.
4. Doña Marina era de ánimo varonil y de gran ingenio. Artemio de Valle-Arizpe. La Malinche.
5. “La conferencia dio principio con cinco minutos de retraso y con la asistencia del conferenciante, el jefe del Departamento de Literatura, el señor Crespo de la Serna y cuarenta y seis desconocidos. Jorge Ibargüengoitia. Relación de la conferencia dada en el ciclo “Los narradores ante el público”.
6. “México jugó como nunca y perdió como siempre. Brutal y epigramático comentario de una radioescucha”. Germán Dehesa. Tribulaciones del huarachingtón.
7. “Mientras tanto, podemos nadar, ¿podré yo hacerlo? Nunca mejor que ahora, comprendo que el mundo está superpoblado. Salvador Novo. Return Ticket.
8. “Hemos visto ya el palacio nacional en conjunto, y quedándonos en las puertas como si pidiéramos justicia”. Francisco Zarco. El presidente. La presidencia.
9. “María Sabina es una mujer extraordinaria. Como a otros mexicanos notables, el reconocimiento no le ha venido de su patria, sino del extranjero”. Fernando Benítez. María Sabina y sus cantos chamánicos.
10. “No vi la Revolución, pero la viví. Crecí oyendo hablar de ella”. Armando Fuentes Aguirre “Catón”. Díaz y Madero. La espada y el espíritu.
11. “Todo en ella era misterio: su lugar de origen; su mirada, fuerte y azul, quemante; la muralla de su silencio; su nombre, que al pronunciarlo parecía rebotar alocadamente entre dientes, paladar y lengua; la flama blanca que le ondeaba en el pelo; sus danzas inauditas pero tan reales como la turba que las aclamaba”. Arturo García Hernández. No han matado a Tongolele.
12. “Dionisio Pulido, la única persona en el mundo que puede jactarse de ser propietario de un volcán, no es dueño de nada”. José Revueltas. Visión del Paricutín.
13. “Protesto, bajo mi palabra de honor, y no lo juro por no ser ya costumbre en estos tiempos, que el suceso “formidable” y espantoso que voy a referir, está consignado en el capítulo octavo, página 40 y 41 de la Vida del P. Don José Vidal, de la Compañía de Jesús, impresa el año de 1752”. Luis González Obregón. La calle de la mujer herrada.
14. “Los yankees se fueron metiendo galán galán, por toda la derecha de San Francisco y Plateros y por allá por la Mariscala”. Guillermo Prieto. La invasión yankee.
15. “Dispuestos a darse con todo, los contrincantes estaban frente a frente en el ring. Alrededor de 700 espectadores, muchos de ellos mujeres y jóvenes, esperaban eufóricos y a grito pelado el primer golpe. Entonces sonó la campana”. Dora Luz Haw. Realizan albureros un “duelo a muerte”.
16. “Este espectáculo nos recuerda otro más triste aún, porque no está alumbrado ni siquiera con los pálidos rayos de la esperanza”. Ignacio Manuel Altamirano. Una visita a la Candelaria de los Patos.
17. “Cuando la tarde oscurece y los paraguas se abren, como redondas alas de murciélago, lo mejor que el desocupado puede hacer es subir al primer tranvía que encuentre al paso y recorrer las calles”. Manuel Gutiérrez Nájera. La novela de un tranvía.
18. “El alba, un alba de espléndido colorido, comenzaba a dilatarse derrochando sus toques en el horizonte”. Ángel de Campo “Micrós”. El fusilado.
19. “Los partidos de fut sabrosos, a todo sol, son los domingos; porque además de todo se tiene tiempo de desentumir la pata para ir y ver cómo se avienta el pie”. Ricardo Cortés Tamayo. El bañero.
20. “Dos medios hermanos, hijos del mismo padre y de distintas madres, ambos llamados Heriberto Meza, fueron enemigos desde que su progenitor, ya próximo a morir, los reunió por primera vez para que se conocieran, cuando tenían más de treinta años de edad”. Armando Jiménez. Lupe.
21. “¿Qué pasará? ¿Revelará por fin mamá Dolores a Albertico Limonta quién es su madre?” Vicente Leñero. El derecho de llorar.
22.- “Parece mentira: doscientos años han transcurrido desde mi muerte y aún no me libro del odioso Voltaire”. José Emilio Pacheco. Últimas confesiones de Rousseau.
23. “Eran dos hermosas doncellas, muy godibles, cuyo gusto las llevaba a diario al cuartel de Granaderos, por la acera del cual iban y venían muy gentiles con asiduidad constante, tarde con tarde, para que en ellas se fijaran los ojos de los oficiales”. Artemio de Valle-Arizpe. La Güera Rodríguez.
24. “Ninguna vida es sólo una. Quien la vive no la reproduce al contarla ni al recordarla, y menos es la misma para quien la vio o para quien la dice desde afuera”. Gustavo García. No me parezco a nadie. La vida de Pedro Infante.
25. “Aquí se cuenta, se ordena, cómo hace poco, milagrosamente se apareció la Perfecta Virgen Santa María Madre de Dios, Nuestra Reina, allá en el Tepeyac, de renombre Guadalupe”. Antonio Valeriano. Nican Mopohua.