Desde que fue inaugurado por el general Porfirio Díaz, el 27 de octubre de 1903, el Teatro Juárez ha sido el punto de encuentro de las manifestaciones artísticas más importantes de la ciudad de Guanajuato.
Siglos antes, el edificio fue sede del primer convento de franciscanos descalzos o dieguinos; y aunque el Teatro se inauguró en los tiempos de esplendor de la ciudad, también sufrió con ella sus malas épocas, como la terrible inundación que asoló el asentamiento en 1905 y, posteriormente, por los estragos económicos ocasionados por la Revolución de 1910.
Después de aquel episodio armado, la ciudad empobreció cuando sus habitantes perdieron sus fuentes de trabajo y el poco o mucho patrimonio con el que contaban, obligándolos a emigrar a sitios más prósperos y abandonar cada una de las historias que se fueron creando en el terruño guanajuatense.
Sin embargo, a pesar de la crisis, el edificio resistió los embates de la modernidad, padeciendo de un constante deterioro que, incluso, llegó a soportar el agravio de haber sido un salón cinematográfico, cuando en México se instaló el auge de las cintas comerciales carentes de calidad artística.
Años más tarde el teatro resurgió. Sus muros, su decoración ornamental y sus elementos arquitectónicos pudieron ser apreciados, luego de haber sufrido varias restauraciones a cargo del arquitecto y académico del siglo XIX, José Noriega, quien lideró el proyecto de 1872 a 1903, por encargo del general Florencio Antillón. Tiempo después, sería terminado por el arquitecto mexicano Antonio Rivas Mercado y el ingeniero Alberto Malo.
Actualmente, el acceso al pórtico comprende dos tramos de escalinata flanqueados por grandes faroles de bronce y cristal, contrario al proyecto elaborado en 1872 por Noriega, quien contemplaba siete intercolumnios rematados con dos columnas pareadas. Al retomar la obra, Rivas Mercado eliminó el trazo del plano inicial que mostraba una gran cartela decorada con esculturas.
Este fiel custodio de la ciudad, está coronado con ocho grandes estatuas de bronce que representan las nueve musas de la mitología griega: Clío, Calíope, Polimnia, Talía, Euterpe, Terpsícore, Erato, Melpómene y Urania. Además, cuenta con un pórtico, de estilo dórico romano, que resguarda un salón fumador de estilo modernista.
Sede del Festival Internacional Cervantino, desde 1972, el Teatro Juárez es un edificio significativo, punto de referencia para los habitantes y también para los visitantes. Después de 111 años de vida, el majestuoso recinto todavía se yergue orgulloso, mostrando a propios y extraños una mística joya arquitectónica del Porfiriato.