Las artes plásticas surgen, como concepto, a principios del siglo XIX y abarcan disciplinas artísticas como la pintura, la escultura, el dibujo, la cerámica, el grabado y la pintura mural. Un artista plástico, entonces, es aquel que domina todas estas artes y que es capaz de conjugar todas las técnicas plásticas: el color con el volumen, el volumen con la textura y ésta con la perspectiva y la proporción. Así sólo a unos cuantos puede llamárseles verdaderos maestros de las artes plásticas, uno de ellos es Luis Nishizawa.
Luis Nishizawa, como su nombre lo anuncia, fue hijo de madre mexicana y padre japonés. Nació el 2 de febrero de 1918 en Cuautitlán, Estado de México. Su trayectoria artística inició con su ingreso a la Academia de San Carlos en 1942, en donde tuvo como maestros a Julio Castellanos, José Chávez Morado, Alfredo Zalce y Benjamín Coria, entre otros.
Asimismo, dio clases a muchas generaciones de estudiantes de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ahora Facultad de Artes y Diseño), a quienes les transmitía su deseo por “perseguir aquello que se aleja de una realidad figurativa”.
Bajo ese modo de ver y ser en la vida, la obra de Luis Nishizawa se caracteriza por la abstracción y el simbolismo absolutos, que se aprecian en todas las manifestaciones artísticas en las que incursionó: el mural, la pintura de caballete, el vitral, la escultura y el dibujo. Heredero de la escuela muralista mexicana de José Clemente Orozco, Diego Rivera y Alfaro Siqueiros, Nishizawa plasmó en los muros del edificio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación su obra titulada Justicia que representa tres escenas que simbolizan la justicia prehispánica como ideal a alcanzar, las luchas de Independencia y Revolución mexicanas y, finalmente, el símbolo de la justicia, pero sin vendaje en los ojos.
Otro de sus legados pictóricos es el que se encuentra en el edificio de la Secretaria de Educación Pública, titulado La imagen del hombre, mural que se caracteriza por la técnica de cerámica vidriada. Esta obra refleja el sincretismo cultural del cual es heredero, pues conjuga su raíces japonesas y mexicanas, ambas culturas milenarias.
Su obra es un legado para el patrimonio cultural de México, por lo cual en 1992 el gobierno del Estado de México creó el Museo Taller Nishizawa; y en 1996 fue acreedor del Premio Nacional de Ciencias y Artes; además CONACULTA y el INBA le otorgaron en 2013 la Medalla de Bellas Artes.
El pasado lunes 29 de septiembre el maestro Luis Nishizawa falleció a la edad de 96 años, su mayor legado son las obras que dejó en los muros de todo México:
- 1957-1959. Simbología prehispánica, Simbolización de la salud, Objetivación de los factores de morbilidad y la Asistencia médica. Toda la obra en acrílico sobre aplanado en seco. Centro Médico Nacional, Ciudad de México.
- 1969. Un canto a la vida, Seguro Social Celaya, Guanajuato.
- 1976. Mural colectivo Fragmento acrílico, en el Centro Cultural José Martí, México.
- 1981. El espíritu creador siempre se renueva en la estación del Metro Keiseia Narita, Japón.
- 1982. El lecho del Universo, en el Centro Cultural Mexiquense
- 1984-1985. Un mural para la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario de la UNAM.
- 1987. Códice, hecho en cerámica, Biblioteca del Centro Cultural Mexiquense, Estado de México.
- 1988. El hombre y su libertad, en la Procuraduría General de la República.