• Un bodegón novohispano fue descubierto por la institución mencionada en 2020. Se trata de una obra insólita.
Pedro López Hernández
El Museo de América, ubicado en Madrid, es considerado uno de los más ricos en lo referente a la historia colonial de los antiguos virreinatos españoles en América, además es el único en su tipo en el continente europeo.
Entre los objetos que posee se encuentran muestras de arte novohispano como un retrato de la poeta Sor Juana Inés de la Cruz, además de diversos ejemplos de muebles, incluso reproducciones de piezas de origen precolombino. Sin embargo, también hay cuadros de pintores novohispanos populares, entre los que se cuenta Miguel Cabrera.
Cabe decir que la labor de la Institución Cultural no se limita a la preservación, también ha difundido la cultura americana y del mismo modo, ha descubierto y rescatado piezas. Un caso singular es el de un bodegón pintado en Nueva España, el cual contiene frutas, flora y productos de la región e incluso otros provenientes del lejano Oriente, como cocos, el jarrón de porcelana china, mango Manila, etc.; gracias a la interculturalidad temprana que propiciaron los viajes mercantiles, como la ruta del Galeón de Manila o también conocida como Nao de China. Todo lo expuesto es magnífico, como los ejemplares de aves, los aguacates, el zapote, el mamey y la guanábana. La sola existencia de este cuadro es sorprendente, porque los artistas novohispanos rara vez pintaron bodegones y lo que es más, este se encuentra firmado por Juan Patricio Morlete, algo insólito.
En entrevista para Mexicanísimo, la curadora y conservadora de Museos del Departamento América Virreinal, Ana Zabía expresó que el bodegón fue descubierto justo en 2020, cuando la fotografía del trabajo artístico llegó a manos de la galería española, pues una familia vendía el cuadro a un anticuario, el cual solicitaba permiso para transportarlo fuera del país ibérico: “El museo se da cuenta de que era una pieza muy singular, por lo menos era la primera vez que encontrábamos un bodegón firmado por un artista novohispano y además de alguien tan importante como Morlete. Solicitamos a la Junta de Adquisiciones del Ministerio de Cultura, que si le era posible adquiriesen la pieza a esta familia que la tenía en su casa, colgada en el comedor, y que a través de un anticuario la quería vender, con la finalidad de que se destinara al Museo de América. La respuesta previo informe del museo describiendo su importancia, fue afirmativa y la pieza finalmente fue comprada por 90.000 euros”.
Para entender el cuadro, es necesario conocer un poco más sobre Juan Patricio Morlete (1713-1772), quien a diferencia de contemporáneos suyos, no posee demasiados datos biográficos. En cambio, hay aspectos interesantes en torno a este artista, por ejemplo aunque los documentos mencionan que era español, en realidad era mestizo. Morlete es uno de los pocos pintores que desarrollaron diversidad de temas, pues realizó retratos, paisajes, copias de otras obras, género de castas y naturaleza muerta. Asimismo perteneció al círculo de pintores más prestigioso de la época, al igual que Miguel Cabrera y José de Ibarra, quienes formaron un consejo para solicitar la creación de una academia donde se enseñaran Artes como Escultura y Pintura, lo que cimentó antecedentes para la creación de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, que en cierto modo sigue el patrón de la Real Academia de las Nobles Artes de San Fernando, ubicada en la capital española.
“Juan Patricio formó parte junto con Cabrera del grupo de pintores que, en la década de 1750 se unieron para elevar la profesión de pintor, de artesano a artista, y obtener el apoyo del rey para la academia de pintura que habían constituido los mejores pintores de la ciudad, y se sabe que hacia 1756 Morlete era uno de los directores de dicha escuela. El artista fue un prolífico pintor que cada vez está adquiriendo más importancia por la gran calidad y variedad de su obra. Dentro del paisaje destacan sus dos series de ‘Vistas de puertos de Francia, según los grabados de Joseph Vernet’. De una de las series se conocen nueve pinturas, seis fueron adquiridas por el LACMA (Los Angeles County Museum of Art), y tres salieron hace pocos años en subasta en el mercado español. El otro conjunto de vistas, mucho más amplio porque además de la serie de los puertos de Francia reúne dos obras más, con temas ya propiamente mexicanos titulados ‘Vistas de la Plaza Mayor de México’, fechada en 1770 y ‘Vista de la Plaza del Volador’ de 1772. Ambas se encuentran en el Palacio de San Antón en la Valeta, Malta” sentenció Ana Zabía.
Volviendo a la pieza de arte abordada, que fue titulada ‘Bodegón con frutas, aves y jarrones de flores’, esta es única por dos aspectos. El primero es porque no hay indicios de otro trabajo así. El segundo aspecto que la hace particular es que cada ejemplar de fruta, vegetación o fauna se encuentra numerado y debajo el propio pintor escribió el nombre de dicho elemento, con la finalidad de mostrar cuán rica era Nueva España y su gran capital, en adición la constitución del cuadro tenía fines informativos, pues algunas de estas obras viajaban hasta las cortes reales y cumplían una función similar a la que ahora tienen las fotografías para brindar nociones de algo desconocido. El tamaño de la obra referida es de 1 metro y cinco centímetros (centrimos) de altura, mientras que el ancho mide 1 metro y 80 centímetros (centrimos).
La conservadora explicó el modo en que Juan Patricio tenía conocimientos precisos para mostrar la cultura novohispana, que al mismo tiempo surgía por la mezcla entre lo precolombino, lo africano, lo europeo y lo asiático: “México no estaba aislado del resto del mundo para nada, llegaban las noticias de Europa y de Asia muy rápidamente y vemos cómo las modas y los géneros pictóricos tenían una gran movilidad. Morlete y los otros pintores conocían rápidamente lo que se hacía en España y en Europa, a través de grabados sobre todo, y de libros. Con esos recursos, los artistas conocían las obras pictóricas que se ejecutaban en Italia, en Francia, en España. Además, Morlete era un pintor culto muy amigo de Miguel Cabrera, que participa en la Academia de pintores, al punto de que el primero retrata a la hija de Cabrera, quien tomó el hábito de monja. Ambos eran parte de un círculo de artistas que intercambiaban opiniones, grabados y ejemplares escritos. Otras conexiones les llegaban a los pintores por los virreyes. Para respaldar lo anterior, se encuentran los encargos del marqués de Croix o del virrey Bucareli, que gracias a su inventario sabemos que tenía bodegones. Quizás este bodegón pudo ser un encargo del virrey”.
Por supuesto, el descubrimiento del cuadro de naturaleza muerta es un acontecimiento significativo en la historia de España y México, además este hecho representa para el Museo de América un peldaño importante en lo que se refiere a la adquisición de conocimientos y en cuanto a la construcción de fundamentos para posteriores investigaciones, tal como declaró la curadora Ana Zabía: “En el Museo siempre estamos encontrando nuevas piezas, nuevos temas. Los museos son lugares fascinantes, de investigación, ahí se reúnen muchas personas, obras de arte, llegan noticias de otros colegas, especialmente de México, de Perú, pero también investigadores que nos informan de las piezas de sus estudios. Pero en concreto, este cuadro nos abrió un mundo singular para estudiar el Bodegón en la pintura novohispana, algo que no era tan seguro ya que antes no conocíamos ninguna pintura así que estuviera firmada y fechada y además con productos y nombres americanos, aves americanas, flores americanas. Es una obra muy singular para mi punto de vista, tan única que es de las mejores pinturas de la colección del Museo”.
Actualmente es posible ver esta obra en la exposición ‘Sumando Historias Diez Años de Adquisiciones’, la cual se compone de piezas que han sido adquiridas con éxito y se han incorporado al Museo de América desde hace una década, por ejemplo ‘Bautismo de Cristo’, por José de Ibarra, entre otras de José Joaquín Magón y de Nicolás Enríquez, lo cual es una experiencia inigualable.
La imagen principal es la obra de Juan Patricio Morlete que se encuentra en el Museo de América. Su uso conlleva únicamente fines informativos. Agradecemos el apoyo a la institución española, lo mismo que a la curadora-conservadora Ana Zabía y a Alfonso Hernández del Departamento de Difusión y Comunicación.