Parece que los mexicanos tienen la música en la sangre. Así se dice comúnmente y es una expresión que encierra una gran verdad. No es algo exclusivo de México, pero tampoco es extensivo a todos los pueblos del mundo. Hay algunos privilegiados que traen el ritmo en la piel, el gusto en el corazón, un sentido de la musicalidad innato que les brota de lo más hondo de las entrañas.
Ahora bien, si revisamos el ritmo de los españoles al bailar o sus músicas y bailes tradicionales, observaremos rápidamente que la musicalidad del mexicano no es precisamente herencia de la madre patria. Así que sí, ese gusto y esa sensibilidad por la música vienen de los ancestros prehispánicos.
¿Qué tipo de instrumentos utilizaban estos antecesores para acompañar su ritmo natural? Aquí te presentamos algunos de los más característicos de los que han llegado hasta nosotros.
El teponaztli
Éste es un instrumento hecho con un tronco de madera hueco, cerrado en los extremos con madera o cuero, y con dos lengüetas en la parte superior que forman una H. El teponaztli era pues una especie de xilófono que se tocaba con dos baquetas a las que se les ponía hule en los extremos.
Los tlapitzalli
Los tlapitzalli eran flautas de barro, de hueso, de madera o de algún otro material adecuado cuya característica más peculiar eran sus diseños zoomorfos o antropomorfos. A pesar de su variedad, las embocaduras eran generalmente alargadas y después podían tener, no sólo uno, sino dos, tres o incluso más tubos. ¿Te imaginas cómo sonaría una flauta con varios tubos?
El ayauhchicahuaztli
Este instrumento era una tabla con sonajas que se tocaba para pedirles a los dioses que enviaran lluvia (así que Tlaloc era el principal destinatario de los sonidos de este instrumento). En el templo mayor se encontraron (y se conservan) los restos de un ayauhchicahuaztli.
¿Te animarías a tomar alguno de estos instrumentos? ¿Ya lo tocas? ¡Cuéntanos tu experiencia!