La música tradicional mexicana representa una parte primordial de la identidad de las comunidades originarias. Las fiestas, el baile y los instrumentos acompañan los versos que canta el hombre, los cuales están dedicados la mayoría de las veces a las mujeres o a algún motivo femenino. Sin embargo, hay otras sonoridades e identidades que están buscando ser escuchadas y reconocidas, una de ellas es La Bruja de Texcoco.
La Bruja de Texcoco (Octavio Mendoza) es originaria de la Ciudad de México, estudió Física en el Instituto Politécnico Nacional y también arpa jarocha con Mario Barradas en la Casa de la Música Mexicana. Amante de las tradiciones originarias, de los huipiles y las tehuanas, se ha dedicado a la música desde hace más de 20 años, pero La Bruja nació a partir de un rito de iniciación con un chamán, “hice caso y al mirar una bruja fue quien vino con huipil y flores dijo, yo te vengo a liberar” recita la canción “Suite aquelarre”.
En las tradiciones originarias mexicanas hay expresiones de diferentes feminidades tales como las miringuías del Festival de Michoacán, los muxes del Itsmo de Tehuantepec o la danza de los chuntaes de Chiapa de Corzo. La Bruja de Texcoco tiene en mente estas identidades y busca darles voz a partir de las diferentes sonoridades (son jarocho, son itsmeño, son abajeño, huapango, entro otros).
En 2019 se estrenó el disco De Brujas, peteneras y chachalacas el cual está compuesto por cinco piezas con música original, predomina el violín y la jarana jarocha y hay arreglos propios cuyo propósito es retratar las transfeminidades en la tradición mexicana a partir de sus propias vivencias. Entre las interpretaciones que hallamos en este disco está “Laabe Muxhe”, la cual tiene letra en diidxazá (zapoteco) y español, y pregona “El muxhe se pintaba la boca otra vez / y el viento caminaba vestido de mujer.” También está “El Balajú” que es una reinterpretación del son original cuyos motivos azul marino son lo primordial: “aunque sea ya a escondidas pues la sirena yo soy / solo me ve el que me escucha y hago preso de mi amor.” Este año 2020, La Bruja estrenó el sencillo “Chéni” nombrado con la palabra purépecha que significa “miedo” y hace referencia al miedo de mostrar una feminidad que aunque es parte de las tradiciones, no es tan visible.
Así, la sonoridad de La Bruja de Texcoco cuestiona los estereotipos masculino / femenino dentro de la tradición y abre un paradigma con posibilidades para que las diferentes feminidades se expresen, la música es en ese sentido un bálsamo para que las distintas realidades se expresen, se muestren al mundo con libertad y haya “esperanza de un nuevo florecer.”
Si te interesa conocer más acerca de La Bruja de Texcoco puedes ver en FilminLatino La Bruja de Texcoco documental nominado a los Premios Ariel 2020 de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), en la categoría de Cortometraje Documental.