Un día como hoy, 20 de noviembre, se conmemora el inicio de la Revolución Mexicana.
Nombres como el de Porfirio Díaz, Francisco Madero, Zapata, Villa o Carranza son los que resuenan siempre al contar este episodio de la historia nacional. No pretendemos quitarles protagonismo ni restar la gran importancia que sus acciones tuvieron en este periodo histórico, pero siempre es bueno recordar a algunos otros personajes no tan conocidos pero igual de relevantes.
Este es el caso de Dolores Jiménez y Muro, encargada de reunir y redactar las ideas que conforman el Plan de Tacubaya y, posteriormente, encargada de redactar el prólogo del Plan de Ayala.
Dolores Jiménez y Muro nació en Aguascalientes en 1848. Desde muy joven apoyó los ideales juaristas y la oposición a Maximiliano. Militó, junto a Ricardo Flores Magón, en el Partido Liberal Mexicano y fue muy cercana a grupos de obreros y trabajadores, a través de los que pudo conocer y constatar las míseras condiciones en las que trabajaban. En esos años comprobó también que las ideas revolucionarias estaban germinando en muchos lados y que no tardaría en estallar una revolución.
Cuando se empieza a gestar el movimiento contra Díaz, Dolores participa en él junto a otras muchas mujeres, muchas de ellas periodistas. Dolores editaba en ese momento el periódico La Mujer Mexicana desde donde luchaba por los derechos de la mujer.
Emiliano Zapata, al conocer sus escritos, la invitó a unirse a las filas del zapatismo desde donde Dolores se dedicó a tareas de docente, escritora, periodista y oradora. A pesar de su avanzada edad, acompañó muchas de las campañas del Ejército del Sur.
Dolores fue quien redactó el preámbulo del Plan de Ayala, proclamado en 1911. En este escrito se sintetizaba el programa zapatista, se planteaba la renuncia de todos los funcionarios del gobierno y jefes militares, la desmilitarización de las zonas ocupadas por el ejército, la expropiación y reparto de todas las tierras y los recursos naturales entre los campesinos, y la libertad a todos los presos políticos.
Emiliano Zapata la nombró coronela del Ejército Libertador del Sur pues su papel en la Revolución fue de suma importancia. Su participación, como mujer, destacó de la de las campesinas y las adelitas (figuras también fundamentales para este periodo histórico). Dolores, además de sus escritos, tuvo otro tipo de cargos: por ejemplo, formó parte de la Secretaría de Educación, desde donde impulsó la primera campaña de alfabetización, y participó también de las Misiones Culturales.
Hoy, de la mano de Dolores Jiménez y Muro, recordamos a todos los olvidados que hicieron posible la Revolución Mexicana.
Imagen principal: «Triunfo de la Revolución», pintura de Diego Rivera. Fotografía de Joaquín Martínez.