Los hay con tortilla de maíz y de harina, suaves y duros, hechos simplemente con sal y también de… carnitas, al pastor, de longaniza, al carbón, de carne asada, de cochinita, árabe, birria, de cabeza, cachete, ojo, nana, lengua, machitos, de pollo, de res (llamados flautas), a la Siberia, de suadero, de canasta (papa, frijol, mole verde, chicharrón prensado), placero (chicharrón, queso, aguacate y salsa), de guisado (arroz, huevo cocido, chile relleno, picadillo, mole, tinga, moronga, chicharrón en salsa verde, frijoles refritos, chorizo con papas, nopales con huevo, bistec en salsa roja…), ahogados, doblados, campechanas, burritos, gringas, salbutes, mulitas, de buche, acorazados, de pescado, sudados, de barbacoa, de cecina, mixiote, chilorio, chilayo, charales, de queso, tuétano, guacamole… y de lo que ustedes deseen prepararlos.
En la variedad está el gusto, pero hay una cosa cierta: pocas cosas hay más mexicanas que el taco.
La primera taquiza que se organizó en nuestro país, o al menos las primeras noticias que tenemos acerca de una taquiza organizada en nuestro país, datan de los años posteriores a la toma de Tenochtitlan por los españoles, en 1521.
Las tortillas eran consumidas, desde cientos de años atrás, por todos los grupos asentados en nuestro territorio. ¿Cuándo nació la tortilla? Seguramente casi a la par que el maíz. Si consideramos que las primeras evidencias de maíz se han encontrado en el valle de Tehuacán, en el estado de Puebla, y datan de hace siete mil años aproximadamente, no es exagerado afirmar que la identidad mexicana está íntimamente ligada al maíz, a la tortilla y al taco.
En lengua náhuatl, tortilla se dice tlaxcalli. Así es, Tlaxcala significa “Lugar de tortillas”. Por tanto, aquella versión, tan difundida en redes sociales, que asegura que “quesadilla” viene de la supuesta palabra náhuatl “quezaditzin”, la cual significaría “tortilla doblada”, es totalmente falsa. La palabra quezaditzin no existe.
Pues bien, aquella primera taquiza, por cierto, se realizó con tortillas mexicanas y carne de cerdo que los españoles trajeron de Cuba.
Desde entonces surgió la costumbre de celebrar los acontecimientos notables y felices con una soberana taquiza.
En la actualidad tenemos tacos de tantas clases e ingredientes porque son un platillo que lo mismo es formal que informal, comida rápida que “cena para quedar bien”. Se compran directamente de una canasta colocada en la parte trasera de una bicicleta y en un puesto callejero, y lo mismo se consumen en una elegante boda que frente al televisor los fines de semana.
El presidente Luis Echeverría solía agasajar a sus invitados (lo mismo a los presidentes y primeros ministros que acudían a Los Pinos que a sus amigos íntimos, secretarios y periodistas) con soberanas y sabrosas taquizas, acompañadas de vino tinto y agua de jamaica. Incluso, a veces los tacos eran exclusivamente de romeritos que él mismo preparaba, y no fueron extrañas las ocasiones en las que el mandatario en persona calentó las tortillas sobre el comal, para que sus invitados las comieran calientitas.
Tacos hay de todo, pues cualquier alimento puede colocarse en medio de una tortilla. Así es, porque resulta que hay tacos hasta de chilaquiles. Incluso, en algunos pueblos se comen el caldo usando la tortilla como plato y otra tortilla como cuchara.
Jorge Ibargüengoitia, uno de los escritores más sabrosos que ha dado México, se puso a imaginar a la persona que inventó el taco. Indudablemente fue un mexicano. ¿Qué lo llevó a hacerlo? ¿Qué pensó? «Quiero inventar algo que al mismo tiempo sea plato, cuchara, servilletas y mantel – ha de haberse dicho el inventor en el origen del proceso –, que no sea necesario lavar y que sin embargo dé a quien lo está usando la seguridad de que lo que va a ponerse en la boca no ha pasado nunca antes por otros labios. Algo que se consuma al usarse, de tal manera que al terminar el banquete, sin necesidad de que nadie recoja nada, no quede en las mesas rastro de que ahí se ha probado un bocado».
Sea como sea, el taco existe, es profundamente nacional y desde luego de exportación, pues desde hace muchos tiempo se venden tacos en muy diversas partes del mundo. Hace unos años, un local de los Estados Unidos afirmaba con sonora convicción: “Everybody needs a good taco”.
Así es. Comida, manjar, plato sencillo, botana rápida, eficiente itacate, llenador, acompletador, para el antojo y para toda ocasión. Ya lo dice el dicho: un taco y un balazo donde quiera caben.