Era diciembre de 1916. El país vivía años convulsos, llenos de incertidumbre y desazón. La Revolución Mexicana se encontraba cerca de su ocaso, así como la vida del poeta modernista Amado Nervo, quien, como una especie de despedida o crónica de una muerte anunciada, publicó su libro Elevación, entre cuyas páginas se resguarda, quizá, uno de los poemas más humanos y sinceros de la literatura mexicana: “En paz”.
Hoy, en el aniversario luctuoso de Nervo, revisitamos este poema, que se ha vuelto uno de los más citados desde su publicación hace más de 100 años.
En paz
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida.
Porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas;
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan solo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
El artículo apareció en el número 100 de Mexicanísimo. Pueden pedir ediciones anteriores de la revista al teléfono 5616 0771.
Fotoarte: Bruno Pérez Chávez.