Al caminar por las calles de Huichapan se percibe un olor muy peculiar. No se trata del inconfundible aroma de las carnitas de cerdo –platillo típico y antojito de gran fama entre pobladores y turistas– sino de algo profundamente espiritual. Es un recuerdo, una añoranza, un cúmulo de historias, un aire sumamente familiar y que resulta enigmático al mismo tiempo.
Ubicado en Hidalgo, justo en los límites con Querétaro, en su geografía lo mismo se conjugan las montañas que las barrancas, el suelo semidesértico que los ríos, las aguas termales y la importante presa Francisco I. Madero.
En octubre de 2012, Huichapan recibió la denominación de Pueblo Mágico gracias a sus atractivos históricos, arquitectónicos y religiosos. Pero también por el nivel de compromiso por parte de sus pobladores y por preservar la grandeza de sus tradiciones.
Sus atractivos son ilimitados y míticos.
1. Parque Ecológico Los Sabinos: El lugar es considerado sagrado, por lo que cada sábado se realiza una ceremonia a base de flores, cantos y rezos.
2. Herencia arquitectónica: La Parroquia de San Mateo Apóstol, construida en el siglo XVIII; la Capilla de la Virgen de Guadalupe, originalmente parte del convento franciscano edificado en 1539; la Cruz Atrial Monolítica, una de las más grandes y hermosas del país; el Palacio Municipal; la Casa del Diezmo, de origen religioso y que sirvió como baluarte durante los ataques del general Tomás Mejía en la Guerra de Reforma y, finalmente, la Capilla del Señor del Calvario y el indispensable Chapitel, desde donde López Rayón recordó el grito de Hidalgo.
3. Bioparque El Saucillo: Su atractivo principal es un acueducto de 14 arcos de cantera que atraviesa un acantilado. Construido en el siglo XVIII, su longitud es de 155 metros y su altura máxima de 34 metros, lo que lo convierte en uno de los más elevados de Latinoamérica.