134 años del maestro del Muralismo
No se puede entender la cultura mexicana moderna sin el Muralismo. No se puede comprender el Muralismo sin los tres grandes grandes: Rivera, Siqueiros y Orozco. De este último celebramos hoy su cumpleaños.
Se cuanta que recién llegado a la Ciudad de México conoció, muy cerca de su domicilio, el taller y los trabajos de José Guadalupe Posada; de este encuentro nació su interés por la obra plástica. Conforme creció fue buscando por distintos sitios el ganarse la vida; intentó, más por necesidad que por gusto, estudiar agricultura, pero su ingreso y su pasión estaba en los propios grabados y dibujos.
El encuentro de los tres
Después de conocer a Rivera y a Siqueiros, con los que se unió al Sindicato de Pintores y Escultores, en 1922, viajó por los Estados Unidos de América, principalmente por California y Nueva York, dejando una pequeña pero significativa obra en monumentos públicos.
Una vez regresado a México, en el 34, trabajó en el mural, que está en Bellas Artes, y que quizá sea su carta de presentación: Katharsis. El siguiente lustro lo dedicó a las tres obras más importantes del movimiento muralista en Guadalajara: El Hospicio Cabañas, el Palacio de Gobierno y el auditorio de la Universidad.
Cuando ya era el gran muralista consagrado, llegó a exponer en vida en el MoMa, de Nueva York, dejando claro uno de sus motivos más obstinados en su obra: la guerra como último momento de vida de la humanidad.
Sus últimos años fueron de mucha fuerza y actividad productiva en la Ciudad de México. Por mencionar algunas cosas: el mural intitulado Apocalipsis; varias exposiciones de su obra no muralística; y la cúpula del edificio de la Cámara Legislativa. El 7 de Septiembre de 1949 falleció en la Ciudad de México; sus restos reposan hoy en la Rotonda de las Personas ilustres en Guadalajara, su natal Jalisco.