De todas las bellas costas que existen en el mundo, la ballena gris –el mamífero más antiguo sobre la faz de la tierra– eligió las del estado de Baja California Sur en México para nacer. Sin embargo, su hábitat son las frías aguas del Ártico, donde viven durante el verano –entre los meses de abril y septiembre– pues es la época cuando más alimento hay en esa zona. Una vez llegado el crudo invierno, las ballenas inician un largo viaje a través del Océano Pacífico, rumbo al norte de México, en donde decenas de nacionales y extranjeros las esperan para ser testigos de un espectáculo natural único en su tipo.
Las ballenas grises son los mamíferos marítimos que más kilómetros recorren durante su viaje migratorio. El trayecto inicia a finales de septiembre y principios de octubre, cuando los mares árticos de Alaska y Rusia comienzan a congelarse. Este mamífero es el más popular de su especie, pues se caracteriza por nadar cerca de las costas en grupos de cuatro o cinco, regalándoles a cientos de personas la posibilidad de admirar su travesía. Durante su viaje, atraviesan contrastantes climas y paisajes: desde la fría neblina y los imponentes bosques de pinos y abetos de Vancouver y Columbia Británica en Canadá, para continuar por los escarpados peñascos y riscos de los estados de Oregón y Washington en Estados Unidos y avanzar entre las bulliciosas y calurosas playas californianas, hasta llegar –después de diez mil kilómetros de recorrido– a las lagunas templadas de Ojo de Liebre y San Ignacio que se encuentran dentro del Santuario de ballenas El Vizcaíno, en Baja California Sur. Las aguas de estas lagunas reúnen las condiciones físicas y químicas idóneas para la reproducción e hibernación de estos enormes animales, tales como la profundidad, la temperatura, los nutrientes y la salinidad.
Convivir de cerca con estos fascinantes animales y presenciar uno de los momentos más importantes de su ciclo de vida es posible gracias a que en 1988 se creó la Reserva de la biósfera el Vizcaíno, donde se encuentran las lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio y cuyas políticas de conservación han procurado el equilibrio entre el turismo y los ecosistemas que protege. El Santuario es considerado como el albergue de cetáceos más grande e importante del mundo, cuyo valor universal y excepcional llevó a la Unesco, en 1993, a declararlo Patrimonio Mundial de la Humanidad.
En los primeros días de marzo, estos mamíferos se despiden de nuestro caluroso país, para retornar a su hogar en el norte de América, en donde recobran la energía necesaria para repetir su viaje anual. En suma, las ballenas grises recorren aproximadamente 22,000 kilómetros; si bien la gran mayoría logra completar el viaje, un tres por ciento muere en el camino, sobre todo las crías que aún no tienen la suficiente fuerza para soportar el largo trayecto.
Reserva de la biósfera El Vizcaíno
El Santuario forma parte de un complejo natural aún mayor. La Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, un área natural protegida que comprende gran variedad de ecosistemas que van desde el desierto de El Vizcaíno, uno de los más áridos del planeta, hasta manglares y lagunas. Estos hábitats permiten la presencia de una rica diversidad de especies aviares, marinas y terrestres que, al igual que las ballenas grises, han estado en peligro de extinción, tales como cuatro especies de tortugas marinas y la última población de berrendo peninsular del mundo.
Las agrestes montañas y llanuras de la zona son también el hogar de pumas, zorros del desierto, dos especies de borrego cimarrón y cuatro de serpientes cascabel, así como el halcón peregrino y el águila dorada. Asimismo, los cielos y lagunas de la Reserva reciben a varias aves migratorias durante la época de invierno, entre los residentes están los gansos de collar, el águila pescadora y los pelícanos gris y blanco.
Sin duda, la invaluable riqueza natural que representa el mosaico biológico de la Reserva y el Santuario de El Vizcaíno es el mayor regalo que la madre naturaleza nos pudo dar, pero también nos confiere una enorme responsabilidad como custodios de la vida animal que habita en nuestro país.