Para conmemorar el Centenario de la Independencia, Porfirio Díaz encomendó al fotógrafo alemán Guillermo Kahlo (1871-1941) realizar el registro gráfico de los Templos de Propiedad Federal, a fin de saber con qué inmuebles contaba el gobierno tras la aplicación de las Leyes de Reforma. El resultado: notables y admirables vistas que, más allá de un mero inventario visual, son obras de excelente calidad estética y artística.
Este trabajo, de quien fue el padre de Frida Kahlo, puede apreciarse en la muestra “Guillermo Kahlo. Fotógrafo del Centenario”, que tiene como sede la Galería de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) desde el 4 de agosto.
El montaje visual, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), comprende 52 piezas en formato 110 X 140 centímetros, que dan cuenta de la pericia de Kahlo en el manejo de la luz, el análisis acucioso de los espacios a retratar, la mirada exacta y la impecable resolución técnica al fotografiar.
Mayra Mendoza Avilés, curadora de la exhibición cuyo título alude a los trabajos que llevó a cabo el fotógrafo alemán a principios del siglo XX, indicó que se cuenta con dos secciones: la primera se relaciona con el registro de los templos, del que se desprenden 22 álbumes, de los cuales la Fototeca Nacional del INAH resguarda gran parte de los negativos y positivos originales.
El acervo de Templos de Propiedad Federal –con poco más de mil placas de cristal en el formato 11 por 14 pulgadas– procede del antiguo Museo Nacional, antecedente del INAH, que en 1979 fue trasladado del Ex Convento de Culhuacán (donde estaban en custodia) al Ex Convento de San Francisco, sede de la Fototeca Nacional, para su resguardo junto con los 22 álbumes mencionados, explicó.
La segunda exhibe la Colección Álvarez Bravo y Urbajtel. Son más de 200 placas negativas de los albores del siglo XX, que el Sistema Nacional de Fototecas recibió en donación de la viuda del gran fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo en 2004.
Aunque la obra documental de Guillermo Kahlo no fue la única que se hizo en el Porfiriato, sí debe resaltarse su impecabilidad, porque su trabajo era limpio, pulcro, él era muy perfeccionista.
“Esperaba el momento preciso para tomar la imagen: estudiaba el espacio a fotografiar para saber utilizar la iluminación natural; estaba pendiente de cómo y a qué hora entraba la luz en el recinto en cuestión, y del encuadre en que debía hacer la fotografía”. De esta forma, sus piezas ofrecían la perspectiva estética de las edificaciones religiosas, se trata de documentos visuales con cualidades artísticas que los hacen únicos, relató Mayra Mendoza.
Se incluye una reprografía realizada por el autor de la pintura al óleo titulada La reina Xóchitl, llamada así por José Obregón durante el tiempo que la obra permaneció en la Academia de San Carlos. Ya en la posrevolución y con el auge nacionalista, a esta pieza de José Obregón se le denominó El descubrimiento del pulque, la cual ejemplifica otra faceta del trabajo de Kahlo como fotógrafo de obra de arte, que es poco conocida.
Un par de imágenes del Palacio Postal dan una perspectiva del registro fotográfico que efectuaba el autor tanto del exterior como del interior de los inmuebles.
Mayra Mendoza recalcó que es la primera vez que en una exposición de Guillermo Kahlo se hacen impresiones en tamaño mural, lo que permitirá apreciar a detalle el trabajo minucioso del fotógrafo.
“Guillermo Kahlo. Fotógrafo del Centenario” concluirá en octubre de 2015, en la Galería de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).