Todo Pueblo Mágico tiene una leyenda, la de Tzintzutzan es la siguiente: en tiempos primigenios –cuentan los purépechas– hubo un gran diluvio que destruyó todo lo que existía en la faz de la tierra, solamente sobrevivió un hombre llamado Tezpi, quien mucho tiempo después, cuando el diluvio paró, envió a un tzintzuni, que en lengua purépecha significa “colibrí”, para averiguar si aún había vida en la tierra. El colibrí regresó con una flor en su pico y con todos los colores de la naturaleza en sus plumas. Por ello, esta ave es considerada mensajera del dios solar, y a esa extensión de tierra que sobrevivió se le nombró Tzintzuntzan, “lugar donde habitan los colibríes”.
Encontramos este mítico pueblo al norte de Michoacán, a las orillas del lago de Pátzcuaro y vigilado por la imponente Sierra Tarasca. Su historia se remonta al año 1450 d.C., año en que el pueblo purépecha fundó las tres capitales de su imperio: Pátzcuaro, Ihuatzio y Tzintzuntzan, siendo esta última el centro de poder militar y religioso del gran señorío.
Los mexicas y los purépechas fueron acérrimos enemigos. Los primeros siempre quisieron subyugar a los segundos, no sólo para coronarse como el señorío más extenso y poderoso del Altiplano Central, sino porque codiciaban la riqueza que subsistía bajo las aguas del lago de Pátzcuaro: el pescado blanco y la chuspata, junco que crece a las orillas del lago, base comercial del pueblo purépecha. Para infortuna de los mexicas, jamás pudieron someter y hacer tributarios a los habitantes de Michoacán. Fue un golpe tan duro para el ego guerrero de aquéllos, que hoy en día se conservan los tristes cuícatls o cantos del tlatoani mexica Axayácatl, testimonios del intento fracasado por derrotar a sus constantes enemigos.
Singularidad arquitectónica
La zona arqueológica las Yácatas es uno de los mayores tesoros prehispánicos que alberga Tzintzuntzan. Ubicadas en la cima de los cerros de Yarahuato y Tariácuri, las Yácatas llaman la atención por su peculiar diseño arquitectónico, que consta de una base cuadrangular, sobre la cual se erigen varias estructuras circulares y concéntricas, parecidas a una silueta cónica. Construcciones similares a ésta son los Huachimontones en Jalisco y la “pirámide” circular de Cuicuilco, en la Ciudad de México.
Dado que estos edificios se ubican en un lugar privilegiado –en la cúspide de dos cerros, desde los cuales puede admirarse la totalidad del bello lago de Pátzcuaro–, se ha concluido que estuvieron dedicados a las principales deidades purépechas como Caricauri, el dios del fuego, Cuerauáperi, la diosa madre y Xaratanga, la diosa lunar.
Conoce más de este Pueblo Mágico en nuestra edición 81 de Mexicanísimo: http://www.mexicanisimo.com.mx/tienda/numero-81/#revista-81