Quién no conoce aquella famosa frase que dice: “si tan sólo las paredes hablaran”… Sin embargo, basta caminar por las calles de la Ciudad de México, visitar algunos recintos de Guadalajara o incluso subir la mirada en las bóvedas de las iglesias para darnos cuenta que en nuestro país las paredes sí hablan.
Fue a principios del siglo XX, exactamente en 1921, cuando el recién nombrado Secretario de Educación Pública de ese entonces, José Vasconcelos, se dio a la tarea de revolucionar la educación en México. ¿Cómo educar a un México que aún sufría los estragos de la Revolución? ¿Cómo enseñar la historia de su país a un pueblo en su mayoría analfabeta? ¿Cómo llevar el conocimiento a la gente sin posibilidad de asistir a una escuela? Éstas fueron algunas de las preguntas que Vasconcelos se hizo ante el panorama de un país aún convaleciente de la guerra. Como sucedió en la Europa Medieval, las imágenes fueron la respuesta. Un pueblo podrá no saber leer letras, pero sí imágenes, entender los relatos que visualmente una pintura, un dibujo o una fotografía le puedan narrar. Fue así como José Vasconcelos contrató a Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl, quien años atrás había fundado el Centro Artístico de la Ciudad de México y entre cuyos alumnos se encontraban nada más y nada menos que José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, para emprender uno de los movimientos culturales, artísticos y educativos más importantes y de mayor impacto en nuestro país: el muralismo.
Por primera vez en la historia de México, la ideología de un movimiento artístico y del Estado caminan de la mano hacia un mismo fin: educar culturalmente a la gente. La singularidad del Muralismo radicó en que transformó la manera de ver y representar a los indígenas, campesinos y a la clase trabajadora de México; aquellos hombres que habían luchado en la Revolución en contra de los latifundistas y caciques, herederos de los antiguos conquistadores españoles.
Así, muchas de las ideas contenidas en los murales son de carácter social, influidos en gran parte por el comunismo y el socialismo, en especial en la obra de Diego Rivera; retratan también el acontecer de México del siglo XX con relación a su pasado indígena prehispánico, resaltan lo propio de nuestro país y reproducen la historia de luchas y guerras que tanto lo han caracterizado.
Hoy día, la historia del muralismo y los nombres de sus más importantes representantes son bastante conocidos por todos los mexicanos, sin embargo, pocos han visto o visitado los murales. Este año se cumplen 65 años de la muerte de José Clemente Orozco, por ello les compartimos una ruta a seguir para conocer sus murales, ubicados tanto en la Ciudad de México como en Guadalajara, Jalisco:
José Clemente Orozco
Ciudad de México:
- Nuestro recorrido inicia con el mural titulado Retrato de Don Benito Juárez, resguardado en el Castillo de Chapultepec.
- La siguiente parada es Bellas Artes, en donde se encuentra Katharsis, acompañado de otros murales de la autoría de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.
- Probablemente para este punto el hambre aceche y qué mejor que desayunar unos ricos molletes en el Sanborns de los azulejos, en donde está otro de los murales de nuestro artista: Omnisciencia.
- Una vez desayunados, continuamos la ruta por el andador de Madero con dirección al Antiguo Palacio de San Ildefonso, recinto que resguarda las obras tituladas: Maternidad, Cortés y la Malinche, Trinidad revolucionaria, La huelga y La Trinchera.
- En el edificio de la Suprema Corte de Justicia, ubicado en Pino Suárez número 2, hallaremos tres frescos: Las riquezas nacionales, El movimiento social del trabajo y La Justicia.
- Sobre Pino Suárez continuamos hasta la calle de República de Salvador en donde encontraremos la iglesia de Jesús Nazareno, (antiguamente el primer hospital de América) en cuya bóveda podrás apreciar otra de las obras de Orozco.
- Ahora nos dirigimos a la última parada: la Benemérita Escuela Nacional de Maestros que se encuentra en la Calzada México-Tacuba, número 75, al cual se puede llegar en Metro. En este recinto encontraremos el mural llamado Alegoría Nacional.
La ruta de murales de Orozco no está completa sin visitar los que se encuentran en Guadalajara, Jalisco, el estado que lo vio nacer:
- La primera visita obligada es el Instituto Cultural Cabañas, cuyos muros se encuentran ilustrados por la gran obra titulada El hombre en llamas. Te recomendamos las visitas guiadas que ofrece el Instituto.
- A continuación nos dirigimos hacia el Centro Histórico de Guadalajara, para llegar al Palacio de Gobierno en donde podrás apreciar el fresco que lleva por nombre Hidalgo.
- El hombre creador y rebelde y El pueblo y sus falsos líderes ilustran las paredes del Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, que se localiza en la calle de Juárez, número 275.
- Nuestro paseo termina en la que fuera la casa y taller de José Clemente Orozco, ahora convertida en museo; aquí además de apreciar el mural Buena vida, podrás visitar las exposiciones temporales que exhiben, así como disfrutar de los talleres, cursos y conciertos que ofrecen.