México duele. A pesar de que durante toda la existencia de la editorial nos hemos enfocado en poner la mirada sobre lo mejor de México, esta semana nos obligaron a reconocer el dolor. El miércoles 27 de agosto, cuando llegamos a trabajar, vimos que nos habían robado, que ese día no podríamos –como lo teníamos planeado– continuar con nuestros nuevos proyectos editoriales, ni seguir a nuestros jóvenes atletas que están destacando en los Juegos Olímpicos de la Juventud, ni editar el artículo principal de nuestro próximo número sobre el maravilloso pueblo wixárika; no investigaríamos sobre los premios que reciben los mexicanos en todo el mundo, ni buscaríamos imágenes sobre las hermosas artesanías de barro en Metepec. Se convirtió, al contrario, en un día de desánimo generalizado en las oficinas, de impotencia, de angustia, de miedo, de desolación, de queja.
Nunca lo hemos negado ni dejado de ver: en México hay una desigualdad social inexplicable. Y duele. Y reconocemos que todos tenemos que trabajar pues es insólito que en un país de tanta riqueza –natural y cultural– como el nuestro vivan 53 millones de personas en pobreza. El narcotráfico se ha adueñado desde hace varios años de muchos rincones del país. Y duele. Y no hay reforma ni política que valga si no somos capaces de recuperar nuestros pueblos, nuestras calles, nuestras ciudades. La inseguridad pública sigue siendo alarmante. Y duele. Y de nada sirven nuevas patrullas, ni gendarmerías, si no se acompañan de acciones que verdaderamente mejoren la calidad y el nivel de vida de todos los mexicanos. Y aún más si no se combate la terrible corrupción que hay en el país, en todos los niveles, la cual, por supuesto, duele. Y la lista de dolores continúa y es larga: crímenes contra periodistas, analfabetismo, impunidad, contaminación, mal uso de nuestros recursos naturales, desempleo y subempleo, comercio informal, emigración de mexicanos, fuga de capitales, bajo crecimiento económico, abuso de poder, falta de respeto a las leyes, etcétera.
El robo a la editorial dolió. Y dolió mucho. No solamente porque fue un duro golpe económico, sino porque fue un “trancazo” a la moral. Porque nuestro espacio de trabajo fue quebrantado. Porque quedará como una de las peores anécdotas de la empresa, aunque tengamos muchas más que son muy buenas y a las cuales nos aferráremos. Porque tendremos más miedo.
Sin embargo, no nos resignaremos. Haremos todo lo que esté en nuestras manos porque se haga justicia por los caminos legales. Trabajaremos de la mano de las autoridades buscando que se haga cumplir la ley. Actuaremos conforme a nuestros principios y creencias, esperando encontrar soluciones que contribuyan a hacer de nuestro querido México un mejor país.
Pero, sobre todo, ya regresamos a trabajar, a hacer lo que mejor sabemos hacer: creer en México, sentir una gran pasión por nuestro país, descubrir a miles de personas perseverando, día con día, para contribuir con su parte a crecer. Pues México, estamos convencidos de ello, es el mejor país del mundo. En los próximos días, semanas, meses y años, seguiremos fascinados y apasionados por nuestra cultura, nuestra biodiversidad, nuestra historia, nuestra gastronomía, nuestra literatura, nuestra gente.. Las páginas de nuestras publicaciones se llenarán de colores, de sabores, de arte, de historias extraordinarias.
Y hablaremos de grandes personajes como Tin Tan, María Félix, Cantinflas, Josefa Ortiz, Pedro Infante, Emiliano Zapata, Alfonso Reyes, Diego Rivera, Amado Nervo, Paola Longoria, Remedios Varo y una lista interminable. Y de sitios maravillosos desde Chiapas hasta Baja California, como Monte Albán, Mérida, Xochicalco, Uxmal, Sian Ka’an, Querétaro, Campeche y otra lista interminable. Y de historias fantásticas como la caricatura política, relaciones diplomáticas, nuestra manera sin igual de celebrar el Día de Muertos, las fabulosas especies endémicas, miles de facetas de episodios de nuestro cine, arte contemporáneo, la época prehispánica, los extraordinarios científicos que trabajan desde la UNAM y el IPN hasta en la NASA, los más recientes hallazgos arqueológicos, la vida del México independiente, el regreso de la Fórmula 1, las mejores taquerías en el país, nuestros músicos más destacados en todos los géneros, hoteles con albercas de ensueño, nuestros fotógrafos excepcionales, los maestros del arte popular, alebrijes, papel amate y otra enorme lista, pues la pasión que sentimos es enorme pero, sobre todo, la riqueza que México tiene que ofrecer es infinita.
Seguiremos publicando revistas. Continuaremos editando libros. Y redoblaremos nuestros esfuerzos por hacer cada día mejores contenidos editoriales, siempre bajo el lema con el que comenzó Mexicanísmo: “abrazo a una pasión”. México es nuestra pasión. Y sí, hay dolor, pero hay mucho, pero mucho más amor.
¡Viva México!