Cercano al ex convento franciscano de Tlaxcala, el cual fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2021; se encuentra una casona de color verde, cuya fachada es limpia como la plata, debido a la falta de un ornamento atractivo; no obstante lo interesante es el estilo que ostenta y los balcones de hierro. Sobre la entrada hay una cruz que tiene partes de piedra y los extremos parecen de azulejo.
El lugar tiene en los vidrios la leyenda ‘Museo de la Memoria’ y al entrar la atmósfera se torna diferente, como si el lugar estuviera teñido con el pasado de la capital tlaxcalteca y no es para menos, pues recoge la historia del estado desde la época de la conquista.
“El recinto, era una vecindad. Fue conocido como ‘La casona’ en el siglo XX y el lugar también se destinó al comercio. Como antecedente, era parte del conjunto franciscano, pero no del convento. Es decir, se trata de una de las construcciones realizadas por los franciscanos en la zona céntrica”; señalaron Francisco Martínez Hernández (Director del Museo) y Miriam Rojas (Encargada de Servicios Educativos).
El patio, aunque simple, muestra los rasgos de la arquitectura regional. De hecho, en la primera planta hay una maqueta de grandes proporciones que muestra la cara completa del antiguo convento. A juzgar por su tamaño, puede decirse que este trabajo artístico tomó mucho tiempo para erigirse. Para llegar a la planta alta es necesario abordar escaleras metálicas, aunque como alternativa hay un elevador para personas con discapacidad.
“Tenemos cinco salas: La república de los naturales, el mundo material, devociones, la memoria y la expansión. El recinto también cuenta con sanitarios, librería, además con estancia para exposiciones temporales”; comentó la encargada Miriam Rojas.
Una vez en el segundo nivel, se desarrolla una novela con acciones y palabras a través de los objetos, y también con imágenes que muestran la cultura tlaxcalteca. Desde el catolicismo novohispano hasta la salida de 400 familias para colonizar el norte del país, esto por mandato de las autoridades españolas. Ahí se exhiben lienzos de lugares como la basílica de Ocotlán, hasta copias de la real cédula de la capital y herramientas de labranza, así como telares. En una de las salas hay una puerta con malla, a través de ella entra aire fresco y desde ahí se puede contemplar la tranquilidad de la plaza Xicohténcatl.
“El museo fue rescatado en 1988 por el gobierno del estado, pero en 1999 abrió sus puertas formalmente como lo conocemos ahora. Los visitantes pueden encontrar la historia del estado, desde el periodo clásico hasta la colonización. En su totalidad la colección es réplica, pero visitarlo permite entender el desarrollo de Tlaxcala, ya que aquí se concentran objetos de otras partes del estado”, señaló el director Francisco Martínez.
Parte del encanto del museo es la amabilidad de quienes trabajan ahí, al igual que su aspecto, debido a que se mantiene casi intacto, como cuando inició, brindándole originalidad. Indudable entrar si visitan Tlaxcala, pues en él está vertida parte de la esencia del pasado, con un toque fantástico.
Dirección: Avenida Independencia No. 3, colonia Centro, C.P. 90000, Tlaxcala de Xicohténcatl.