¿Quién pensaría que, justo en uno de los cruceros más transitados de este país, habita un museo dedicado a la cartografía, a la historia de códices y mapas de nuestro país? Poca gente reduce el paso al acercarse a la confluencia de Anillo Periférico y Viaducto, en la Ciudad de México, para preguntarse sobre ese antiguo templo de San José, parte de lo que antes fue el Convento de San Diego, aparentemente perdido en la lateral.
El Museo Nacional de la Cartografía se ubica en esa construcción, el antiguo Templo de San José que era parte del Convento de San Diego, construido en 1686. Anteriormente estaba integrado al edificio que alberga instalaciones militares en Observatorio, pero al construir la lateral separaron el templo y la Sevretaría de la Defensa Nacional lo adecuo paras crear un pequeño pero interesante recinto. Así que desde la misma entrada, por debajo del Periférico, se vuelve un recinto único. Aquí está nuestra historia cartográfica, réplicas de diversos códices, los primeros mapas que muestran espacios inexplorados, cuando el país era un espacio indefinido y los primeros exploradores se fueron adentrando hacia el occidente.
Asomado a esos planos uno puede imaginar aquellas expediciones en dirección a lo desconocido, y puede reencontrarse con los primeros cartógrafos, los artistas que hacían los primeros planos, las aproximaciones que fueron modificando el conocimiento de nuestro territorio.
A unos pasos del caótico mercado de Tacubaya y de la estación del metro del mismo nombre, el museo es un encuentro con el silencio que puede encontrarse, extrañamente, en una de las zonas más ruidosas del país.
Nota especial para el personal militar asignado al museo: personas con gran disposición a compartir lo que saben sobre el arte y la ciencia de descubrir nuestro perfil. Si acudes al museo, acércate, pregúntales, descubrirás aspectos novedosos sobre las herramientas, sobre la manera en la que se construyen los planos, las aplicaciones de los mismos y la gente que ha aportado su experiencia para conocer a México de manera más profunda.
Así que te recomiendo un rato contigo, para que descubras que no todo fue siempre el Waze.
Fotografía principal: Luis Jorge Arnau