El artista mexicano Bosco Sodi ha expuesto su trabajo por todo el mundo, desde Barcelona hasta Tokio, pero en febrero vuelve a nuestro país, su patria, para inaugurar Las tinieblas sobre la faz de la Tierra en la Galería Hilario Galguera y en Zona Maco. Platicamos vía telefónica con el pintor sobre su formación artística, su uso tan particular de los materiales y la importancia que le da a el accidente.
Mexicanísimo: ¿Me puedes platicar un poco de tu formación como artista? ¿Dónde la hiciste? ¿Cuáles eran tus intereses?
Bosco Sodi: Yo soy autodidacta, nunca fui a la academia per sé. Pero desde muy chico estuve en clases de pintura porque soy muy disléxico, tengo déficit de atención, hiperactividad, y mi mamá desde chico me puso en estas clases de arte como una forma de terapia. Pintando es cuando me puedo sentir tranquilo.
No tuve formación académica y luego, hace 23 años, me fui a vivir a Barcelona y ahí empezó mi carrera profesional, aprendiendo mucho de otros amigos artistas que vivían ahí y consultando libros. Me refiero más que nada a la técnica. De pintura desde chico sabía mucho porque mi mamá y mi papá son amantes del arte y muy seguido nos llevaban a exposiciones o cuando viajaban traían libros de las exposiciones.
M: ¿Por qué te mudaste a Barcelona? ¿Qué te motivó a hacerlo?
BS: Ninguna razón en especial. Ya había vivido yo en París y había tenido un estudio. Y luego mi mujer quería hacer su maestría y teníamos varias opciones: quedarnos en París o Londres o Barcelona. Ella decidió Barcelona y a mí realmente me daba igual dónde tener el estudio. Obviamente las tres opciones eran ciudades con bastante cultura y muy dinámicas.
M:¿Qué buscas transmitir con tu obra?
BS: Toda la filosofía en mi obra viene de esta parte estética zen que se llama Wabi-sabi. El Wabi-sabi habla de cómo el accidente, el no control, lo espontáneo, el paso del tiempo, los materiales dinámicos te dan resultados impredecibles y cosas que tienen una personalidad especial y una esencia muy especial.
Entonces en eso he basado toda mi obra, en buscar la casualidad, en buscar la investigación, trabajar con los materiales, investigar los materiales. El mío es un proceso muy distinto al de un artista común y corriente. Es un proceso muy de investigación, de prueba y error. Y lo que trato de transmitir no es nada más que una estética de lo natural, del alma, de la simpleza.
No pretende ser pretenciosamente intelectual, sino que se trata de una obra que es la que hago yo porque es mi terapia, es mi vida. Cada quien la puede interpretar como sea, pero generalmente, por lo que he visto a través de estos 25 años de carrera, la gente la interpreta como cosas orgánicas, es una obra muy fácil de leer. Es una obra que te puede gustar o no gustar, es una obra de conexión con el alma.
M: ¿Cómo manejas esa casualidad? ¿Cómo te relaciones con el material para que esa casualidad se manifieste en una obra estéticamente atractiva?
BS: Respeto mucho el accidente, primer punto. Mi obra ha ido evolucionando conforme a los accidentes que he tenido. Esta serie que llevo haciendo ya 10 o 12 años, bueno, más que serie, esta técnica surgió porque un día en mi estudio se cayó una cubeta llena de material y luego llegué tres días después y estaba todo craquelado. Y dije bueno, por qué no implementar eso en la obra.
Lo que trato de respetar es el accidente y la casualidad. Yo pongo obviamente la materia, yo pongo en este caso la obra, pero respeto mucho la propia personalidad que la obra va agarrando por sí sola: cómo los líquidos se van mezclando, apenas sale el craquelado paro inmediatamente de pintar. En el caso de las obras con barro, cuando las quemamos, lo hacemos en un horno rústico, entonces no sabes exactamente cómo van a quedar las texturas, los colores, el craquelado. Trato de buscar mucho que no haya una fórmula, que sea de una manera muy casual y muy espontánea. Es una obra que habla de la espontaneidad.
M: ¿Cómo escoges esos materiales? ¿Siempre estás buscando un material que te dé eso, esa cualidad?
BS: En el caso de los cuadros, siempre he trabajado con aserrín, que es un material orgánico y es impredecible. Porque hay diferentes tipos de aserrín. Y no es que lo ordene a una tienda de materiales de arte, sino que voy alrededor de donde esté, cuando he vivido en Berlín o en Barcelona o México, pues voy a las carpinterías y agarro cualquier aserrín que tengan. Cada aserrín, dependiendo de la madera, tiene una composición totalmente diferente químicamente y de color. Trato de meter este material orgánico que nunca puedes predecir cómo va a reaccionar. Además los elementos juegan mucho en mi obra: la humedad, el Sol, la temperatura.
M: ¿Cómo influye en tu trabajo tu nacionalidad, el haber nacido en este país, en tu obra?
BS: No creo que sea una cosa consciente, pero inconscientemente, si lo pudiera decir, creo que es no tenerle miedo al color, por ejemplo. La búsqueda de las texturas, México es un país de texturas: en los muros de los pueblos, en las calles. Cuando lees Pedro Páramo, todo lo que lees son texturas. Puede que de ahí venga la influencia, aunque también tengo influencia del formalismo europeo, del land art y varias cosas.
M: Me podrías platicar de la exposición que vas a presentar en febrero.
BS: Es una nueva serie que hice. Finalmente soy más conocido por las pinturas monocromáticas o con muy poca mezcla de colores. En esta ocasión, hace ya casi un año, muere mi abuela, que fue una persona muy importante en mi vida y que quise muchísimo, y tengo 47 años, tengo 3 hijos, y empecé a pensar mucho en el envejecimiento, en la vida y la muerte, la luz y la oscuridad, el alma y el cuerpo. Estas dualidades.
Entonces quise hacer una obra que hablara de la dualidad, hablar del Génesis, no desde una mirada católica porque no soy católico, pero desde este génesis, este comienzo de las cosas, esta lucha continua que tenemos los seres humanos en la vida. Todo el tiempo luchar contra la vida, tratar de sobrevivir, el mal y el bien, lo bueno y lo malo, la luz y la oscuridad. Quería reflejar eso de una manera orgánica y natural, obviamente con los colores que representan la luz y la oscuridad. En el caso de la luz el blanco y en el caso de la oscuridad el negro.
A la serie la llamé Génesis y la presenté primero en Berlín, en mi galería en Berlín. Ahora la voy a presentar en Londres y luego en México.
M: ¿Qué opinas de Zona Maco, que se ha vuelto un evento importante?
BS: Creo que ha sido un catalizador del arte contemporáneo en México, sin duda alguna. Ha abierto muchas puertas al coleccionismo, ha ayudado a crear el coleccionismo en México, le ha dado muchas oportunidades a muchos artistas que de otra manera no hubieran podido salir de México.
Es una feria que tiene una gran participación de galerías mexicanas, que muchas de esas galerías no participan en ferias o no están en el mercado internacional, entonces creo que es una gran oportunidad para jóvenes artistas. Y no solo eso, sino que sin duda alguna, México está completamente de moda en el mundo del arte, entonces la gente quiere venir a México y creo que eso es en gran parte generado por Maco.
Creo que es una cosa muy buena, impulsa las artes, el coleccionismo, la visibilidad de los artistas, tanto de los jóvenes como de los más establecidos. Creo que es muy bueno.
M: ¿Cuál es el lugar en el que más te gusta exponer, internacional y en México?
BS: Complicado… Tengo la suerte de que todas las ciudades en las que están mis principales galerías son ciudades que me gustan muchísimo: Londres, Barcelona, Madrid, Tokio, Sao Paulo, Nueva York, México. Cada una tiene un carácter distinto, pero sin duda alguna siempre exponer en México tiene un sentimiento diferente porque no deja de ser tu patria y donde tú naciste. Pero también me encanta exponer en Japón por todo lo que conlleva Japón: la cultura, la comida, etc.
Podrán visitar Las tinieblas sobre la faz de la Tierra a partir del 5 de febrero y hasta el 30 de marzo en la Galería Hilario Galguera, no dejen de visitarla.
Fotos: Cortesía Bosco Sodi.