Al paso de los años, y más allá de su incuestionable labor como chef y empresaria, irá creciendo el conocimiento de las aportaciones hechas por esta mujer en favor no sólo de la comida sino de las tradiciones, los vestidos y el turismo nacional. Patricia es uno de esos casos atípicos de una persona que no se detiene a disfrutar su enorme fama en uno de los mejores restaurantes de México (Izote) para lanzarse a promover la cocina mexicana y a llamar la atención de chefs y periodistas internacionales buscando rescatar las diferentes cocinas de este país.
Con sus travesías de “Aromas y sabores de México” –tres a la fecha, un proyecto desarrollado con la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados, CANIRAC–, Paty ha recorrido largas distancias, conduciendo a expertos de varios países por casi toda nuestra geografía, para compartir su país de manera orgullosa, dignificando las cocinas locales y dando la misma importancia a los grandes restaurantes y a las pequeñas cocineras de pueblo. Además ha mantenido abierta la comunicación con zonas lastimadas por la disminución del turismo debido al clima social del país, lo que es digno de una mención aparte. Visto desde dentro (nos tocó participar en el último evento) su labor es extraordinaria.
Una personalidad inusual
Ataviada siempre con perfecta vestimenta mexicana que enmarca una serena belleza y una gran inteligencia, Patricia promueve las localidades, se apasiona con las recetas, presume cada esquina de su patria e invita a la gente a sumarse a sus pasiones: México y su comida. Lo mismo atiende a los políticos que pregunta a las cocineras en los pueblos, que explica ella misma a los visitantes los diferentes chiles y salsas que han probado. Por esa razón, Quintana se ha ganado un lugar al que sólo se llega tomando riegos e invirtiendo una enorme cantidad de trabajo. Por la mañana guía las visitas, coordina las exhibiciones, revisa los platillos; por la tarde entrevista a los visitantes para su programa, recibe a hoteleros y promotores turísticos, resuelve conflictos en jornadas extenuantes que parecen no terminar. Tiene una vitalidad impresionante y en ningún momento pierde la elegancia y la cadencia de sus movimientos ligeros, consciente de las miradas que se fijan en esta inusual guía de tiempo completo, considerada en el extranjero una de las mejores chefs mexicanas.
Minuciosa, perfeccionista, firme, Patricia es un modelo a seguir. En un evento en Sinaloa, al que acudieron decenas de estudiantes de las escuelas de chefs, el gobernador López Valdez se refirió a su visita “tiene el mismo impacto para los estudiantes que si trajéramos a Messi a una escuela de futbol”.
Patricia ha escrito varios libros sobre recetas, nuestras tradiciones gastronómicas y la fusión entre los sabores antiguos y los modernos, muchas de estas investigaciones las refleja en su línea de aderezos Gavilla y su restaurante Izote, cuyo nombre proviene de una planta comestible mesoamericana que crece en el desierto. También ha sido declarada Embajadora Culinaria de México. Viajera incansable y maestra por vocación –condujo durante varios años la Escuela de Alta Cocina Mexicana– Patricia Quintana, una experta en chiles, salsas y condimentos mexicanos que ha ganado innumerables premios, es representante internacional de nuestra gastronomía y un orgullo mexicano, la muestra de que tenemos enormes modelos para formar a las nuevas generaciones.
Fotos: Helena Zulbarán.