La poetisa y pintora Nahui Olin, cuyo nombre de nacimiento fue Carmen Mondragón, es la protagonista de la exposición Nahui Olin. La mirada infinita, que se encuentra actualmente en el Museo Nacional de Arte. En ella se explora la vida y obra de esta mujer que siempre estuvo a la vanguardia del arte mexicano del siglo XX, pero que parece haber sido relegada a un papel menor en los libros de historia.
En el marco de la exposición, su curadora Dina Comisarenco ofreció una charla sobre uno de los aspectos más recordados de la vida de Nahui Olin: su relación sentimental con el pintor Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl.
Aunque los años que vivieron en pareja estuvieron marcados por el escándalo y el conflicto, su relación ha sido descrita por artistas como Octavio Paz y Elena Poniatowska como “un paraíso” en el que ambos pudieron desarrollar su creatividad y aplicarla en sus obras.
Había una diferencia de edad importante entre los dos (él le llevaba 18 años) y dado lo rígido de las estructuras sociales de la primera mitad del siglo XX, la pareja siempre se mantuvo cubierta por un manto de rebeldía, explicó Comisarenco. Sin embargo, fue en parte por las dificultades que durante ese periodo posrevolucionario pudieron producir algunas de sus piezas más interesantes y propositivas de sus respectivas carreras.
La década de los años 20 fue muy convulsiva, algo que puede apreciarse en la obra Nahui Olin y del Dr. Atl. Lo mismo ocurre con las historias familiares de cada uno. Pues ella venía de una familia sumamente conservadora y porfiriana. Su padre fue militar que tuvo que huir con su esposa e hijos a París, donde creció la joven Carmen. Se le obligó a que se casara con un cadete llamado Manuel Rodríguez Lozano, bajo amenaza de que si cancelaba la boda la metían a un manicomio.
Duró nueve años con su esposo, hasta que conoció a Gerardo Murillo. Su primer encuentro se dio mientras la pareja daba un paseo. El pintor los invitó a su estudio y Nahui Olin lo acompañó. De ahí nació un romance rebelde que llevaría a la joven a pedir el divorcio a su marido, mismo que él rechazó, y después a dejarlo por su amante.
Su relación fue apasionada, marcada por un amor sumamente intenso, pero también por “un riquísimo diálogo intelectual y estético que derivó en una muy fructífera producción artística, cuya trascendencia merece por fin ser reconocida”, dijo la curadora de la exposición en el Munal.
Nahui Olin fue una mujer que rompió con la rigidez de su tiempo y que sufrió las consecuencias de ello. Fue diagnosticada con locura y condenada al aislamiento, un castigo común para los artistas mexicanos que se convertían en figuras incómodas de la sociedad. Para conocer más sobre esta mujer genial, no olviden visitar la exposición Nahui Olin. La mirada infinita en el Museo Nacional de Arte, tienen hasta el 9 de septiembre.
Con información y fotos del Munal.