Hace 12 millones de años, en el Pleistoceno, el azar, la naturaleza o los dioses decidieron mover la geografía del planeta y labrar, en lo que hoy es el sureste de México, una imponente formación de piedra de 32 kilómetros de longitud, para que fuera testigo inmortal del fluir del río Grijalva y de la historia del gran pueblo que hoy conocemos como Chiapas. Antiguamente se le llamaba Chicoasentepec, que significa “seis cerros”, por las laderas rocosas que se alzan hasta mil metros por encima del nivel del agua. Hoy, el Cañón del Sumidero, es símbolo de pureza, energía, fuerza, vida y es uno de los íconos más importantes del estado, tanto que es la imagen principal de su escudo de armas.
Agua, flujo de la vida
Apenas unas décadas atrás, el paso del río Grijalva por el cañón era rápido y salvaje, pero con la construcción de la central hidroeléctrica Manuel Moreno Torres, conocida como la presa de Chicoasén, a principios de los ochenta, las aguas tomaron un cauce más tranquilo, lo que permite el turismo en lanchas para hacer un recorrido por los acantilados, que va del embarcadero en Chiapa de Corzo hasta la presa.
Durante el viaje, las pequeñas embarcaciones van haciendo escalas en diferentes lugares como el Caballito de Mar, que indica el inicio del cañón; el Árbol de Navidad, la cascada más imponente en las paredes del cañón debido a su altura y vegetación formada por la humedad y cuya imagen se asemeja a la de un árbol navideño; la Huella, una impresión natural que se parece a la huella de un gigante; y la Cueva de Colores, donde además hay un altar a la Virgen de Guadalupe y donde se lleva a cabo una misa en lanchas cada 12 de diciembre.
Desde 1980, el Cañón del Sumidero es Parque Nacional y en sus alrededores, combinación de selva y bosque, habitan 18 especies de orquídeas, 10 de bromelias, 5 de helechos y 3 de begonias; además, es refugio de hocofaisanes, tapires, osos hormigueros, monos araña, cocodrilos de río, jabalíes, chachalacas, halcones cola roja, gavilanes, iguanas negras y boas, que hacen la vida entre río y montaña.
El movimiento renueva
Cuenta la leyenda que durante las guerras de Conquista, los indígenas, después de negarse a pagar tributo a los españoles, se replegaron a los riscos dispuestos a la lucha. Los chiapanecos peleaban como leones furiosos hasta el final y antes de aceptar la derrota y ser tomados como esclavos prefirieron un último acto de heroísmo y se arrojaron desde las cimas hacia el río.
Actualmente pueden realizarse muchas actividades en el cañón, comenzando con la visita a Chiapa de Corzo, su mercadito y la espectacular fuente mudéjar. El cañón, puede visitarse por agua y por tierra en el camino de los cinco miradores que ofrecen vistas inigualables. También hay muchas actividades de ecoturismo: se puede navegar en kayak en las bahía de Los Monos, practicar rapel y escalada en muchas de las paredes verticales, ir en tirolesa entre las copas de grandes árboles, pasear a caballo, adentrarse en la selva y cruzarla por un puente colgante, y conocer la naturaleza que ofrece el lugar en sitios como el aviario, el manantial, el estanque de los buenos deseos donde se puede escuchar el murmullo del agua descendiendo por la montaña o el jardín de los vientos, donde convergen los vientos de los cuatro puntos cardinales.
Cuando vayas a Chiapas no puedes dejar de visitarlo, pero ayuda a mantenerlo limpio y conservarlo, ya que es una de nuestras grandes maravillas naturales.