Foto de portada cortesía de la Secretaría de Turismo de Aguascalientes.
Hace seis años, para el número seis de Mexicanísimo, nuestra portada mostraba un título interesante por retador: “No todo es Frida”. En dicho ejemplar no buscábamos devaluar la obra de nuestra pintora más celebrada en el mundo, sino invitar a no centrar todos los afectos en una sola pintora y conceder espacios a otras grandes mujeres artistas plásticas del siglo XX. En ese número que recordamos con cariño hablábamos de al menos nueve, desde Remedios Varo hasta María Izquierdo.
En esta nota quiero seguir con esa línea hablando de la ciudad que recientemente visité. Aguascalientes ha sido reconocida por decenios como la cuna de una de las ferias más importantes del país: la Feria de San Marcos. Sin embargo, la desmesura en la promoción y los comentarios ha causado que se olviden verdaderos tesoros de una de las ciudades más tranquilas y cultas de nuestro país. Aun el mismo gobierno ha caído en esta vorágine de atención a un suceso, con lo que Aguascalientes se ha estereotipado con el juego, los toros, la bebida y los temas relacionados (algunos buenos, algunos malos). Pero, como dice el título, la capital hidrocálida no es sólo San Marcos, y te invitamos a comprobarlo.
Ahí está, para empezar, el enorme movimiento alrededor de su hijo pródigo, el grabador José Guadalupe Posada, y sus calaveras que hoy son parte de la personalidad de la ciudad, al grado que en 2014 se celebra, entre el 31 de 0ctubre y el 9 de Noviembre, el 20º Festival de Calaveras, con un programa interesantísimo y variado que incluye, por supuesto, el Museo Nacional de la Muerte, que es espectacular.
Y no es sólo la huesuda y sus expresiones. Los baños de Ojocaliente que tanto han colaborado al nombre de la ciudad siguen ahí, con sus aguas a 40º que son ideales para tratar el reumatismo, la circulación y el estrés. La Plaza de las Tres Centurias es un placer que recomendamos para la tarde, con su iluminación atorándose en las paredes y las familias recorriendo la paz; la Escuela de Artes Teatrales en lo que fue el balneario de “Los Arquitos”; el Museo de Posada; el Teatro Morelos; la calle Venustiano Carranza que es parte del famoso Camino Real de Tierra Adentro, hoy Patrimonio de la Humanidad; la fachada del Templo de San Antonio y muchos otros.
Y si lo tuyo no es recorrer monumentos, sus temazcales son estupendos; y sus artesanías, en particular los deshilados y bordados que son tradicionales; el parque El Caracol y sus acueductos subterráneos, sitio por donde alguna vez pastaron bisontes y un tipo de camello endémico de la zona; y el estadio del Necaxa, uno de los más bonitos del país.
Todo esto, sin mencionar el recinto de la Feria, la Plaza de Toros, el recinto del Palenque e Isla San Marcos, con la Megavelaria (la mayor del mundo); y aún no vamos a comer.
Así pues, no todo es San Marcos. Si no eres afecto a los tumultos, al juego, ni a los gallos, puedes visitar Aguascalientes el resto del año. Te darás cuenta de la diversidad de opciones que tienes para visitar el ombligo nacional.