México duele. A pesar de que durante toda la existencia de la editorial nos hemos enfocado en poner la mirada sobre lo mejor de México, esta semana nos obligaron a reconocer el dolor. El miércoles 27 de agosto, cuando llegamos a trabajar, vimos que nos habían robado, que ese día no podríamos –como lo teníamos planeado– continuar con nuestros nuevos proyectos editoriales, ni seguir a nuestros jóvenes atletas que están destacando en los Juegos Olímpicos de la Juventud, ni editar el artículo principal de nuestro próximo número sobre el maravilloso pueblo wixárika; no investigaríamos sobre los premios que reciben los mexicanos en todo el mundo, ni buscaríamos imágenes sobre las hermosas artesanías de barro en Metepec. Se convirtió, al contrario, en un día de desánimo generalizado en las oficinas, de impotencia, de angustia, de miedo, de desolación, de queja.
ACTUALIDAD
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Molotov fue una de las primeras bandas mexicanas que escuché, influenciado por mis hermanos mayores y, otro tanto, por mis primos. El grupo integrado por “Tito” Fuentes, “Miky” Huidobro, “Randy” Ebright y “Paco” Ayala ya figuraba como un grupo satírico que desafiaba al imponente e incómodo gobierno que, con cualquier manifestación artística, callaba al “rebelde” en turno. En esta ocasión era el rock, género prohibido por excelencia durante décadas, ya que éste representaba un medio para propagar ideas y, ciertamente, una resistencia al sistema. Molotov lo hacía muy bien y comenzó a generar eco dentro de la sociedad joven. Dijeron lo que muchos no se atrevían a decir. Y en voz alta.
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Ahora que comienza septiembre, llamado “el Mes de la Patria”, es un deber cívico recordar a los héroes que lucharon en la guerra de Independencia: Hidalgo, Morelos, Allende y demás hombres y mujeres que todos conocemos. Sin embargo, existen decenas de personas que también dieron su vida por la causa de la libertad y a los cuales la historia no les ha hecho la suficiente justicia. Uno de ellos es un indio maya que lanzó un fuerte grito medio siglo antes de que lo hiciera el cura Hidalgo.
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Ahí están, hablando su idioma, cantando su música, usando sus propios vestidos, aportando sus conocimientos, sufriendo por integrarse, padeciendo sus defectos y enfrentando retos similares a los nuestros. No son pocos, son miles, asentados en el territorio nacional y representando más del 6 por ciento de la población.
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Bienvenidos al nuevo portal de Mexicanísimo. Arrancamos con las mismas ganas con las que empezamos nuestra versión impresa, como si fuéramos a una fiesta, como un niño ante un pastel o una piñata, y con un compromiso renovado con México.
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El abanico es impresionante, infinitamente más diverso que los rostros de la muerte. Ahí están los mensajes eternos en la pintura de las culturas prehispánicas y que se hizo multicolor gracias a Rivera, Kahlo o Tamayo; en la música que se escucha en las chirimías y marimbas y nos entrega el nacionalismo intenso de Moncayo; en las construcciones heredadas de mayas, aztecas y europeos y que dieron nuevos cauces a la luz y al diseño gracias a Luis Barragán; en las letras que Paz y Rulfo acuñaron para el mundo… más las aportaciones de referentes actuales como los pinceles de Toledo y Coronel, las partituras de Daniel Catán y los nuevos lenguajes de Carmen Boullosa, Alberto Ruy Sánchez, Jorge Volpi o Ignacio Padilla.