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- ● Durante el 8 y 9 de noviembre de 2025, el Monumento a la Revolución se convirtió en una sala de cine al aire libre con la proyección de ocho piezas que celebraron las lenguas, los mitos y las memorias de los pueblos indígenas y afrodescendientes de México
- El evento reunió a cientos de asistentes que disfrutaron un fin de semana de cine, comunidad y reflexión sobre la riqueza cultural y lingüística de estos pueblos
La Plaza de la República se transformó en una gran sala de cine al aire libre con la Muestra de Cine de Pueblos Indígenas y Afrodescendientes ECAMC 2025, organizada por el Fideicomiso para la Promoción y Desarrollo del Cine Mexicano en la Ciudad de México (PROCINECDMX), en colaboración con el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) y la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
La programación incluyó cuatro largometrajes y cuatro cortometrajes realizados con el apoyo del Estímulo a la Creación Audiovisual para Cineastas Indígenas y Afrodescendientes de México y Centroamérica (ECAMC), además de la proyección especial de “La vida de una familia ikoods”, de Teófila Palafox.
Durante las funciones, el público pudo disfrutar de historias habladas en zapoteco, chatino, mixteco, ayuuk, tsotsil, náhuatl y español, que abordaron temas como la memoria, la identidad, la maternidad, la resistencia y el vínculo con la tierra. Entre los títulos proyectados destacaron “Binigula’sa’: los antiguos zapotecas”, de Jorge Ángel Pérez; “Mujer de barro”, de Concepción Vásquez; “8 venado, garra de jaguar”, de María Conchita Díaz; “Techiq’, de Missael Sánchez; y “La raya”, de Yolanda Cruz, entre otros.
“Me parece increíble que muchas de las historias presentadas comparten mucho de la visión que se tiene en mi país. Al final debemos recordar que somos naciones hermanas”, expresó Ana, visitante de Barranquilla, Colombia.
Además de las proyecciones, la muestra contó con la presencia de cineastas participantes, quienes dialogaron con el público tras las funciones y compartieron su experiencia en la creación de obras que parten del territorio, la lengua y la cosmovisión de sus comunidades.
“Me parece valioso que se apoyen obras que rescatan tradiciones y formas de vida que habíamos olvidado. Nos devuelven el amor por la comunidad y la naturaleza”, comentó María Sánchez, vecina de la alcaldía Cuauhtémoc.
El director Missael Sánchez, creador de Techiq, señaló que las obras invitan a mirar hacia las montañas, donde aún habitan los mitos que hablan con el viento y las aves. En su cortometraje, realizado junto a su comunidad, rescata la figura del Techiq, un pequeño pájaro ligado a las almas que vuelven, y con ello la voz de sus abuelos, guardianes de los saberes antiguos.
“Muchos ya no recuerdan o no conocen las historias de nuestras comunidades. Por eso fundamenté esta historia en el mito del Techiq, porque mi abuela siempre lo mencionaba. Cuando ella y mi abuelo murieron, busqué esperanza en ese animalito que me ayudaron a reconocer”, compartió el cineasta.
La jornada cultural finalizó con “La Raya”, de Yolanda Cruz, cineasta chatina originaria de Oaxaca, quien propone una historia de frontera, esperanza y pertenencia. A través de la mirada de Sotera, una niña que enfrenta la incertidumbre de la migración y la ausencia materna, la directora construye una metáfora luminosa sobre la espera y la resiliencia. Con sutileza y ternura, Cruz invita a reflexionar sobre lo que significa quedarse cuando todos se van.
“Siempre es bueno que se difundan trabajos así, que muestran un pedazo de nosotros lejos de lo comercial”, agregó Rogelio, originario de Sinaloa.
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