SC/CPDC/115-24
- Del 12 de marzo al 29 de abril, la Faro Cosmos se convirtió en un aula para cineastas, jóvenes interesados en cine documental y estudiantes del diplomado “Creación Audiovisual Comunitaria” que ofrece la Secretaría de Cultura Capitalina a través del PROCINECDMX y el Centro Cultural Ollin Yoliztli
- Los cineastas y profesionales del gremio encargados de impartir las clases magistrales fueron los directores Carlos Mendoza Aupetit y Lucía Gajá, la productora Mónica Lozano y el fotógrafo Iván Hernández González, quienes dieron a las y los jóvenes diferentes visiones en torno a quehacer cinematográfico
- Clausuró el ciclo de clases el postproductor de sonido Pablo Fernández Murguía, quien se ha destacado tanto en cine de ficción, gracias al cual ganó un Ariel por Mejor Sonido en 2006 por Mezcal de Ignacio Ortiz, como en el cine documental en producciones como La balada del Oppenheimer park y La vida suspendida de Harley Prosper, de Juan Manuel Sepúlveda; Intimidades de Shakespeare y Victor Hugo, de Yulene Olaizola y Ausencias, de Tatiana Huezo
La Secretaría de Cultura capitalina, a través del Fideicomiso para la Promoción y Desarrollo del Cine Mexicano en la Ciudad de México (PROCINECDMX) y el Centro Cultural Ollin Yoliztli (CCOY), cerró con éxito el ciclo de clases magistrales impartidas durante marzo y abril en la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) Cosmos, como parte del diplomado en “Creación Audiovisual Comunitaria”, con la participación del postproductor de sonido Pablo Fernández Murguía y su clase “Sonido, escucha y cine documental”.
Las cinco clases magistrales que se llevaron a cabo en la Faro Cosmos del 12 de marzo al 29 de abril estuvieron dirigidas a jóvenes estudiantes del diplomado y al público interesado en el cine documental, impartidas por destacados cineastas y profesionales del gremio como Carlos Mendoza Aupetit con “Documental como herramienta crítica y transformación”, enfocado al guión y Lucía Gajá con “El camino para contar lo que nos importa”.
Mónica Lozano impartió una clase dedicada al proceso de producción documental titulada “La mirada de todo, hacer la mejor película posible”, mientras que Iván Hernández González ofreció su visión sobre la fotografía cinematográfica con “Acercar la mirada al documental”.
Con estudios en música en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y formación como editor y mixer de sonido en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), Pablo Fernández se dedica a la postproducción de sonido para cine desde 1991 en labores de diseño, edición y mezcla.
En el cine de ficción ha colaborado en Ayer maravilla fui y Un mundo secreto, de Gabriel Mariño; Workers, de José Luis Valle; González, falsos profetas, de Christian Díaz; A los ojos, de Victoria y Michel Franco; Epitafio, de Yulene Olaizola y Rubén Imaz; Fogo, de Yulene Olaizola y Mezcal, de Ignacio Ortíz, por la cuál Fernández Murguía ganó el premio Ariel en 2006 en la categoría de Mejor Sonido.
En lo que se refiere al cine documental, Fernández se ha destacado en producciones como Rehje y David, regreso a la Tierra, de Anaïs Huerta; Fuera de foco, de Adrián Arce y Antonio Zirión; Café, cantos de humo, de Hatuey Viveros; La balada del Oppenheimer park y La vida suspendida de Harley Prosper, de Juan Manuel Sepúlveda; Intimidades de Shakespeare y Victor Hugo, de Yulene Olaizola y Ausencias, de Tatiana Huezo.
También alumno de Jaime Baksht, ganador del Oscar por Mejor Sonido por Sound of Metal, Fernández adentró a los asistentes en el mundo profesional del diseño del sonido en el cine, que no sólo se refiere a la música que le da vida a las escenas, sino a todos los factores que le dan valor a una banda sonora, incluso el silencio.
Recomendó como ejercicio a quienes quieran realizar edición de sonido, viajar en el STC Metro sin audífonos, poniendo atención a toda esa gama de ruidos que todo el tiempo nos rodean, que casi siempre pasan desapercibidos y forman parte del repertorio auditivo de una ciudad.
Esto, aseguró, es primordial para todo sonidista, pues para el diseño de una banda sonora tiene que haber un registro exhaustivo de ambientes y efectos durante la grabación, “porque no suena igual Tierra Caliente que Tijuana”.
En ese sentido fue enfático con el hecho de que “el sonido de un documental tiene que ser documental”, invitando a los alumnos de esta clase a que no dejen de engrosar sus librerías de audio.
A través de ejemplos de su propio trabajo en diversas producciones documentales y del diálogo que se abrió con los asistentes, Fernández Murguía contó experiencias y dio consejos concisos también sobre los aspectos más técnicos del diseño sonoro, dirigidos especialmente a los estudiantes que ya se dedican al sonido cinematográfico.
Fue así como con esta última jornada, el PROCINE-CDMX finalizó con gran éxito este ciclo de clases magistrales que se realizaron durante marzo y abril, y que se reanudarán a finales de mayo, en las que participarán más profesionales de la industria cinematográfica y cuyo programa se anunciará en los próximos días.
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