Pedro López Hernández
A pesar de que el 6 de enero pasó, la Rosca de Reyes continúa como tendencia y en venta. Hay ofertas extravagantes, otras que han generado ventas debido a sus colores y temáticas, además algunas permiten tener un contacto más estrecho con la cultura de determinado lugar.
Entre las propuestas, hay una rosca poco conocida, pero que conjuga las técnicas insignia de la panadería mexicana, además utiliza ingredientes como ate, higo e incluso granillo de colores, lo que le da un toque más alegre. Se trata de la Rosca de Reyes elaborada en Tlaxcala, tradición que corre a cargo de los panaderos de San Juan Huactzinco, la cuna nacional del pan de fiesta.
Por tal razón, el pan que conforma el postre sigue el principio de elaboración similar al de otras piezas, como los denominados cartuchos. Entre ingredientes primordiales como huevo, levadura y leche, los tahoneros agregan su toque personal que se materializa a través de la esencia de vainilla, nueces, saborizante de fresa, entre otros. Lo interesante es que la costra que acompaña al pan puede ser como la normal, o bien suave y amarilla, evidencia de que se elaboró con nata.
Y una vez decorada, la rosca es puesta en cocción en hornos de piedra o de leña y aunque parezca curioso o hasta cierto punto algo increíble, al saborearla es como el comensal se percata de cómo fue su preparación. Cabe decir que este pan tlaxcalteca surgió como respuesta a la demanda de roscas y como forma de innovar, además para favorecer la derrama económica.
Los precios y los tamaños varían. Hay algunas roscas que están más decoradas y otras con un sabor más concentrado a naranja, por mencionar un caso. Pero todas conllevan un arduo proceso de elaboración y al mismo tiempo, condensan de modo interesante e innovador, la cultura regional.