La música tradicional crea identidades individuales y comunitarias. Una de las expresiones más conocidas en México es el son jarocho, cuyo origen se halla en la región del Sotavento veracruzano. En el son jarocho y en el fandango la participación de las mujeres está relacionada casi siempre con el baile, en menor medida con el canto y la verseada. Por su parte, el hombre se expresa por medio de los instrumentos musicales, la improvisación y el canto.
En los últimos años se están haciendo esfuerzos por recrear la identidad de esta música. Caña Dulce y Caña Brava es un grupo de origen veracruzano que interpreta sones jarochos que desafían el estereotipo de que la música tradicional es oficio de hombres. Integrado por Adriana Cao Romero (arpa y voz), Raquel Palacios Vega (jarana y voz), Anna S. Arismendez (guitarra y voz), Violeta Romero Granados (percusiones y voz) y Alejandro Loredo (requinto jarocho y jarana de arco).
Desde su creación en 2007 esta agrupación ha apostado por una sonoridad femenina: las mujeres no sólo zapatean, sino también tocan instrumentos, cantan, hacen arreglos musicales y recreación de versos.
Acentos es el segundo disco de esta agrupación, se presentó en febrero pasado en la Fiesta de la Candelaria de Tlacotalpan, en la cual se celebra el encuentro más importante de jaraneros y decimistas de Veracruz. Este material es un ramillete de doce sones jarochos que parten de versiones conocidas, conjuntan la dualidad de ritmos suaves e intensos y dan voz a lo femenino.
Así, en el disco nos encontramos una versión de “La Bamba” que coquetea con la parte masculina: “Ay, muchacho coqueto, que si pudiera te llenaba de besos la guayabera […] ay, arriba y arriba iré y a los campos floridos te llevaré.” También nos encontramos con una versión del son “El guapo” que, en lugar de pregonar sobre un hombre valiente y adulador con todas las mujeres, recibe serenata: “Cuando yo tenía mi novio, lo besaba en su boquita […] cuando yo tenía mi novio, le cantaba en la ventana.” Otro de los sones es “El toro zacamandú” que sólo conserva el nombre del son original, pues en lugar de escuchar la historia del toro que va a cazar y a casar, esta versa sobre una yegua “con crines de madrugada y cascos de libertad.”
De esta manera, la presencia de lo femenino en la música tradicional ya no sólo se centra en el cuerpo, sino en la voz, los sonidos y las emociones: las nuevas sonoridades de estas mujeres dan un nuevo significado y transmiten una forma más libre de habitar el son jarocho.
Si te interesa conocer este grupo puedes conseguir el disco Acentos en librerías Educal o escucharlo en Spotify: https://spoti.fi/2AzJh30 También puedes seguirlos en su página web https://dulceybrava.com/ de reciente creación.
Imágenes: https://dulceybrava.com/ y https://www.facebook.com/dulceybrava/