Hace diez años se inauguró la Biblioteca Vasconcelos de la Cuidad de México. Aquella que se ubica en la antigua estación de trenes de Buenavista. Algunos niños, cuando lo fuimos, visitamos el sitio hace varios años atrás. Sin duda, la majestuosidad es más visible cuando somos pequeños, nos sorprenden más cosas a esa linda edad. La biblioteca nunca dejó de maravillarme, pero, más que todo, recuerdo profundamente aquel esqueleto de ballena que se suspendía sobre el aire y que acompañaba a los cientos de libros.
La magna obra Mátrix Móvil proviene de una estructura ósea de ballena gris de 1,696 kilos y se compone de 169 huesos. Mide, siguiendo su curva, 11.69 metros y pesa 169 kilogramos. El esqueleto fue hallado en Baja California Sur en 2006. La obra posee círculos y curvas que representan el movimiento y los sonidos que producen las ballenas.
Esta pertenece al artista veracruzano Gabriel Orozco. Hombre que alguna vez fue inculcado bajo la influencia de la pintura, del muralismo. Estudió en la escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y posteriormente en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Trabajó, dialogó y se formó al lado de artistas como Damián Ortega, Gabriel Kuri y Abraham Cruzvillegas. Actualmente trabaja en Nueva York, Francia y la Ciudad de México.
Mi primer acercamiento al arte de Gabriel Orozco fue en la Biblioteca Vasconcelos y lo recuerdo con la curiosidad de la magnificencia que se esfuma cuando crecemos. Sin duda, a veces solo falta ver y descubrir que el arte puede ser visto con la fascinación que alguna vez tuvimos en la infancia, quizá con esa misma que los artistas crean cada obra suspendida en el tiempo.