El vestido prehispánico

En el principio fue el maxtlatl, una larga banda de algodón que utilizaban los indígenas para cubrir las partes íntimas y que se les conoce como “taparrabos”.
El vestido siempre ha servido como elemento diferenciador de castas y clases sociales. En aquella época, los sacerdotes lucían una pieza de manta que se anudaba al cuello y caía al piso, el tilmatli, palabra que viene del náhuatl y significa “capa”. Los guerreros, por su parte, confeccionaban los atavíos más distinguidos y coloridos que representaban el valor, la fuerza y el coraje de los animales que encarnaban como jaguares, quetzales, grullas o águilas.
Todas las prendas del México prehispánico se tejían en el telar de cintura, el cual recibe este nombre porque se ata por un extremo a un árbol y por el otro la tejedora lo ciñe a su cintura con una pieza de cuero. Las telas que empleaban eran el ixtle, un hilo de maguey o agave; el iczotl, de palma silvestre; y otras fibras como lino, yute, henequén y cáñamo.
Con la llegada de los españoles, el intercambio cultural y la introducción de la lana, la producción y la diversidad de trajes se multiplicaron regionalizándose de tal manera que cada grupo tiene sus propios bordados, colores y signos distintivos.

 

El huipil, del náhuatl huipilli, es la prenda femenina más emblemática de Mesoamérica. Es una especie de camisola, que ha tenido distintos largos y formas. El más común es liso, largo hasta la cadera, sin mangas, ancho, compuesto por varios lienzos que se unen entre sí por telas de otro color o bordados hechos a mano. Muy semejante es el quesquémil o quechquémetl, del náhuatl quechtli, camisa.
El rebozo es una de las piezas más típicas del vestido tradicional y funciona ya sea para transportar niños pequeños, para cubrir la cabeza o hasta como prenda de lujo. En 1757 incluso se legisló sobre el tamaño, clase de hilo y diseño del rebozo y se nombró a la virgen de las Angustias como patrona de las reboceras.
La falda o enredo prehispánica recibe varios nombres: chincuete, cueitl, posahuanco, sabanilla, refajo, nagua, enagua, costal o rollo. El huarache, del náhuatl cactle o cactli, es el zapato de cuero y una de las piezas de la indumentaria más apegadas a la tradición. Para cubrirse el pecho se portan jorongos, sarapes o gabanes.
El vestido ha llegado a grados muy altos de elaboración y perfección y se han confeccionado trajes típicos como el tehuana, que hizo famoso Frida Kahlo, el yalálag, el de los charros o el de la china poblana.
Cada época y cada región han dado muchas prendas más, cada vez más especializadas y representativas, a través de las cuales inventamos nuestra propia piel…

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