La historia del ahuacatl es un viaje fascinante que abarca millones de años de evolución, desde la prehistoria hasta su papel como un producto de exportación de gran importancia en la actualidad. El aguacate (Persea americana Mill.) es más que un simple fruto; es un testigo de la historia evolutiva del planeta. Es miembro de las Lauráceas, que forman parte de las plantas con flores más antiguas que se diseminaron ampliamente hace más de cien millones de años.¹
- Hace 35 millones de años…
Durante la fracción de Pangea, empezó la evolución de estas plantas ancestrales. A través del Mar de Tetis, emigraron hacia lo que hoy es Europa y, con el paso del tiempo y los cambios geológicos, la Persea se dispersó por el hemisferio norte, donde las altas temperaturas predominaban y los continentes aún no estaban separados por océanos o montañas.
El enfriamiento global, 32 millones de años atrás, originó la extinción de muchos de estos linajes vegetales europeos y condujo a la migración forzosa de otros hacia el sur. Lo mismo ocurrió en América, los ancestros del aguacate comenzaron su migración hacia regiones más cálidas: las zonas tropicales y subtropicales del continente.
- La domesticación en México
El Valle de Tehuacán en México, es un tesoro arqueológico que cuenta con el que quizá es el mejor modelo de exploración arqueológica en temas de agricultura: no hay otro lugar, ni en el Viejo ni en el Nuevo Mundo que se revele la historia tan detallada.² Investigaciones han demostrado que el aguacate formaba parte de la dieta de las antiguas civilizaciones hace diez mil años, y mil años después, ya era cultivado en la región de lo que hoy es Michoacán.³ La fruta ocupó un lugar destacado en las culturas mesoamericanas, de hecho, casi todas ellas desarrollaron vocablos específicos para darle un nombre; especialmente el término náhuatl ahuácatl, al que posteriormente los conquistadores lo castellanizaron como aguacate.
- Un nuevo impulso al cultivo
Para la década de 1950, en México, resultaba indispensable la conquista de nuevos mercados más allá de las fronteras mexicanas. Comenzó a explorarse la posibilidad de exportar a otros países como Japón, Canadá y Francia, pero el de los Estados Unidos permaneció cerrado a pesar de los intentos en los años setenta y ochenta.
La naciente industria no solo requería de una producción en calidad y cantidad; una de las lecciones que aprendieron los involucrados del cultivo fue que para prosperar era necesario mantenerse organizados. Es por ello que en 1997 nace la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM) misma que para 2001, logró las primeras expansiones de exportación a Estados Unidos mientras que, para 2007, consolidó la apertura total hacia el país vecino.
El legado del aguacate perdura no solo en la mesa de millones de personas de todo el mundo, sino también como un símbolo de la rica historia cultural y agrícola de América Latina.