Octubre 2023. Apizaco, Tlaxcala.
Pedro López Hernández
Alrededor de las 3:30 de la tarde, después de un entrenamiento que anticipaba una historia sorprendente, inició el partido de Austria contra Austria, uno de los primeros en celebrarse dentro de la programación del Campeonato Mundial de Voleibol.
El equipo conformado por Julian Hörl y Alex Horst (rojo), y el par contrario (blanco) con Robin Seidl y Moritz Pristauz, se dieron la mano como buenos competidores y retrocedieron un poco. Mientras tanto, los blancos iniciaron con el pie derecho, pues lograron dos puntos a su favor. En cierto momento, el balón fue lanzado hacia ellos y de repente, el aire se tornó frío, porque la pelota estuvo a centímetros del suelo, mientras se escuchaba la exclamación “¡Oh!” al unísono. Todo se detuvo, hasta una especie de energía, quizá sudor del nerviosismo, corrió por la frente de todos, como si un rayo hubiera impactado en la cancha. Los nervios se erizaron y una vez que el público se recuperó, la alegría volvió a reinar.
Sin embargo, la dupla roja tampoco se quedó atrás, ya que repentinamente se convirtieron en panteras veloces, y remataban o impedían que el balón pasara de su lado. El público aplaudía honestamente los intentos de Hörl y de Horst, pues no dejaban caer la pelota, incluso aunque esto significara que tuvieran que llenarse de arena en todo el cuerpo y chocar contra el suelo. Finalmente, los rojos dominaron la situación y durante minutos gozaron de este privilegio.
Cabe decir que en este partido, ambos equipos se pisaban los talones, pues no dejaban sobresalir a uno más que otro, sino que se disputaban a muerte la victoria de la tarde. Prueba de ello es que mientras el equipo blanco iba a realizar un remate (bola de fuego), los delanteros de ambos colores pusieron sus manos en la red al mismo tiempo y con sus cuerpos como paredes evitaron que la pelota cayera. Ninguno renunció a la gloria, pero el impacto de las mismas fuerzas resultó en que los jugadores cayeron de espaldas simultáneamente.
Todo esto fue increíble, además hubo música encargada de ponerle sabor a la situación, por ejemplo entre los repertorios latinos estaban ‘El mariachi loco’, o ‘Conga’ de Gloria Stefan (cantante latina), o bien de interpretes con influencia anglosajona, como The Cardigans con ‘Lovefool’. No se diga de las porras mexicanas, porque con sonajas, matracas y voz, convirtieron el sitio en algo agradable.
La primera sesión terminó con los resultados: Rojo (21) y Blanco (23), mientras que en la segunda se repitió la emoción. Finalmente este set fue para los austriacos Seidl y Pristauz, con 20 puntos, mientras que el equipo contrario logró 19. Una vez que todo finalizó, el jugador Alex Horst, declaró para Mexicanísimo:
Alex Horst
“Realmente me sentí bien con el apoyo del público. Es mi primera vez en Tlaxcala y creo que los mexicanos son muy amigables, lo cual me hace sentir feliz. Realmente soy fan de México, porque jugar aquí ha sido divertido y muy agradable, además de aleccionador”.
“Me encanta el voleibol de playa y lo juego desde hace mucho tiempo; todavía me gusta y es más, amo jugar y ahora estoy aquí. Esta es mi octava participación en un Campeonato Mundial de Voleibol de Playa. Desafortunadamente hoy perdí, pero me siento bien porque el otro equipo ganó, ya que son amigos cercanos. Mañana jugaremos con Nicaragua y al día siguiente con Italia, así que todavía esto sigue abierto (hay oportunidad)”.