Pedro López Hernández
La Ciudad de México es una de las urbes donde diversas culturas conviven entre sí. Precisamente en la colonia Roma hay rastros de Colombia, ya sea por los nombres o por banderas tricolor que proclaman orgullo y respeto por la patria.
La calle de Medellín alberga un edificio colorido, donde las paredes pulcras hacen juego con el ladrillo y los colores amarillo, verde, naranja y rojo resultan llamativos para los visitantes, al igual que los faroles. El lugar, pese a lo pequeño, parece una casa colonial, inspirada en las construcciones de Bogotá y Cali. Las puertas de la entrada están abiertas de par en par, al lado un anuncio reza “Pollos Mario, Restaurante y Panadería Colombiana”, la parte superior muestra el escudo del país sudamericano, resguardado en un triángulo café.
El interior está empapado de la cultura homónima, ya sea por el suelo e incluso algunas paredes que tienen azulejo o por la decoración, pues los cuadros muestran sitios emblemáticos como el pueblo Paisa. Por tanto, estas características hacen que el establecimiento sea muy colombiano como la orquídea nacional, “flor de mayo”. El personal del sitio también es oriundo de Colombia, como el gerente, Juan Carlos Moreno Ramírez, quien trabaja ahí desde 2009. Juan tiene 60 años y nació en Medellín departamento de Antioquia.
Entre las cosas que alientan al dueño y al personal, están los comentarios que hacen los clientes, pero sobre todo las palabras de los compatriotas tienen un gran poder en el corazón de todos, como comenta el gerente: “Cuando llegan acá, dicen que es un pedacito de patria, que llegan como a Colombia, que se sienten en Medellín”.
Mientras se escuchan conversaciones, platos que chocan entre sí y las especias se cuelan en la nariz de los transeúntes para tentarlos a entrar, Juan Carlos hace su trabajo. El olor dulce de los buñuelos, además del sonido del aceite, logran que él recuerde a su madre, quien hacía este postre.
“Soy ingeniero industrial y a los 40 años me quedé sin trabajo. Llegué aquí¾hace una pausa para rememorar¾, donde me dieron la oportunidad de iniciar en este restaurante. No obstante, cuando pedí trabajo, el establecimiento ya tenía un año de existencia”; manifestó Juan Carlos.
Al hablar de la historia del restaurante, es imposible no hacer hincapié en por qué se abrió, pues si bien, puede haber otros comercios como artesanías, el dueño prefirió mostrar un lugar donde la sazón hable y transmita emociones que sólo las tradiciones pueden despertar en un colombiano.
Así las cosas, el gerente Juan Carlos explica en entrevista algunos aspectos como la historia del lugar.
¿Por qué decidieron abrir un restaurante así?
Estamos en otro país, había pocas cosas colombianas, aunado a ello el dueño es panadero, empezó a hacer lo propio, se casó con una mexicana, él vivía en Canadá y como repito, contrajo matrimonio. Entonces, vinieron a montar un negocio de pan y después se convirtió en restaurante. La historia del mismo empezó en Naucalpan, con buñuelos, después arepas y bandejas paisa. Al final abrieron un local en la colonia Roma, se pasaron para acá, donde innovaron con más platillos.
He visto que hay otros Pollos Mario, pero ¿esta es una franquicia?
No, no tiene nada que ver. Lo que pasa es que el dueño de pollos Mario, en Colombia, es conocido por su estilo, entonces es algo distintivo. El de México es uno, el de Miami otro, el de Nueva York otro; son diferentes establecimientos.
¿Cuál es el pedido más solicitado?
La bandeja paisa, que lleva arroz, frijol, plátano, aguacate, ensalada, chicharrón de cerdo, carne molida, chorizo, morcilla y arepita. En general, el lugar gusta mucho, incluso platillos como el sancocho de costilla y col. Vienen muchos colombianos, pero como también vienen colombianas y traen a sus novios o a su familia, incrementa el público. Aunado a ello, tenemos comensales venezolanos, cubanos, estadounidenses, por supuesto muchos mexicanos.
¿Cómo considera que ha sido el trayecto de este restaurante?
Ha evolucionado muy bien, porque empieza a gustar el pan, como el buñuelo o el pandebono, que son de yuca y queso. Las dificultades básicamente son las fechas de trámites para el funcionamiento del local, porque ponen muchos requisitos, requisitos muy grandes. Sin embargo, gracias a Dios todo eso ha valido la pena, pues se han visto los frutos del trabajo.
¿Hay dificultades para los colombianos en México, que si bien es un país que habla español, también posee diferencias?
No hay tantos problemas. Llegan tantos colombianos que no es difícil acostumbrarse, pues en esta zona hay cosas representativas de allá, además han sido amables. En algunas ocasiones quisieron extorsionar por teléfono, pero fuera de eso no hay inconvenientes.
¿Qué más podría decir respecto al país que lo acogió?
Llegar aquí es el sueño latinoamericano. No hay que viajar al otro lado [Estados Unidos], aquí hay mucho trabajo. México es un lugar bonito que nos ha abierto las puertas, además el trato de la gente es bueno. Para todos los colombianos que vengan a la Ciudad de México los recibimos, asimismo los esperamos con los brazos abiertos, para que sientan un pedazo de nuestra Colombia.
Dirección: Medellín 197, Roma Norte, Alcaldía Cuauhtémoc, 06700, Ciudad de México.
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