Pedro López Hernández
Para definir o hacer alusión a Tlaxco, se abordan sus virtudes culinarias como el queso y sus derivados, o sus piezas labradas en plata y los artefactos de madera. Sin embargo, el clima también puede definir la forma de vida de este lugar, el cual es famoso por las bajas temperaturas, ya que el centro se ve envuelto en neblina de vez en cuando y únicamente el alumbrado logra sobresalir, aunque con reservas, pues también es opacado y la luz que despide es tenue.
Resulta interesante que la historia del lugar inicia desde tiempos prehispánicos, como lo demuestra el nombre, pues este proviene del náhuatl. Aunque han surgido diversas interpretaciones sobre el significado del mismo, cabe decir que el aspecto y las construcciones definen lo que es Tlaxco, un asentamiento pequeño albergado en un municipio grande, con bosques y naturaleza al por mayor.
Desde la autopista, a lo lejos se va dibujando un lugar que sobresale por una parroquia con tono amarillo y con la fachada de cantera rosa. El verde del medio se conjuga y poco a poco desaparece, porque la miniatura toma forma y tamaño, para condensarse en edificaciones con portones, balcones o enrejado, pero todos pintados en colores semejantes entre sí.
Al caminar por la plaza principal, hay cosas interesantes como una pequeña fuente de piedra, el monumento a ‘La Patria’, aludiendo a la obra homónima de Guillermo González Camarena y a la musa Victoria Dorantes, quien era oriunda de la población, razón por la que se erigió esta estatua. Los árboles también cubren un quiosco con enrejado negro y en él se alza una lámpara que se asemeja a las de otras construcciones contemporáneas al Porfiriato. La parroquia de san Agustín posee una entrada con detalles simétricos que parecen ser labrados igualmente en cantera. Se cree que toda la construcción fue diseñada por el arquitecto Vicenzo Barroso de la Escayola, quien es conocido por dirigir la edificación de la catedral de Morelia, la ciudad michoacana.
A un costado del templo, hay un edificio de una sola planta, que recibe con herrería similar a la de edificios franceses, y para acceder hay que abordar pocos peldaños. Se trata del palacio municipal, el cual fue inaugurado por el presidente Porfirio Díaz el 28 de enero de1894. El lugar también se rige por cantera gris y algunos balcones, incluso por lámparas oscuras. Al entrar, el patio es pequeño, pero peculiar, ya sea por los vidrios grabados, las columnas de ladrillo o la luz que entra. Imperdible es el salón donde hay fotografías de los regentes del municipio, así como cuatro espejos franceses, los cuales, de acuerdo con la tradición, fueron obsequio del presidente Díaz.
La tranquilidad es otro distintivo de la población, lo mismo que el entorno de haciendas o las elevaciones caprichosas que resguardan secretos. El tlaxcomóvil se trata nada más ni nada menos que de un automóvil realizado en madera por Miguel Ángel Márquez, quien posee un taller donde se pueden adquirir objetos de madera o incluso, a través de una pequeña exposición interactiva, se podrá conocer el proceso de elaboración de las artesanías. Los talleres de plata como Metlart igualmente son imperdibles, precisamente porque allí se explica cómo se logran piezas con detalles casi imposibles de realizar, pero que iluminan los rostros de las personas.
Si lo que interesa es hacer un recorrido para conocer todo Tlaxco, también se encuentran tours en tranvías de dos niveles, pero esto no se realiza todos los días (únicamente los fines de semana). Para deportes extremisimo, el municipio presume contar con peñas como ‘Peña del rey’ o la ‘Peña del Rosario’, incluso si se busca únicamente caminar en medio de la majestuosa naturaleza, existen los apodados ‘Laberintos de Tlaxco’. En cuanto a cultura, también hay lugares como el Museo de Historia, Arte y Tradiciones Carlos González.
Aunque Tlaxco es catalogado como un Pueblo Mágico pequeño, vale la pena conocer este lugar y recorrerlo, algo que permitirá ser parte de la historia que tú mismo contarás y donde serás un personaje que verá el esplendor de la belleza a través de paisajes naturales o arquitectónicos. Obviamente hay otros lugares como la Barca de la fe o miradores excepcionales, pero descubrirlos es parte de tu recorrido.