Las historias que nos contaban nuestros padres o nuestros abuelos cuando éramos niños, así como los recuerdos que conservamos sobre nuestra niñez o adolescencia, son elementos que nos ayudan a comprender nuestra identidad, nuestra cultura, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Nadia López recrea estas atmósferas en su poesía, su voz “habla con el viento y la memoria” y nos invita a recorrer el camino de la memoria mixteca.
Nadia López García (Tlaxiaco, Oaxaca, 1992) es una poeta mixteca, la primera parte de su infancia la vivió en el Valle de San Quintín, Baja California, pues sus padres tuvieron que migrar a esa zona para trabajar en los campos agrícolas. A los 8 años regresó a la Mixteca, convivió con la cultura Ñuu Savi y aprendió la lengua. Después se trasladó a la Ciudad de México para estudiar la licenciatura en Pedagogía en la UNAM. Recibió el Premio a la Creación Literaria en Lenguas Originarias Cenzontle 2017 por el libro Ñu´ú Vixo / Tierra Mojada y el Premio Nacional de la Juventud 2018, en la categoría Fortalecimiento a la cultura indígena. Entre sus libros más recientes están Tikuxi Kaa / El tren (2019) e Isu Ichi / El camino del venado (2019), primer libro de poesía en una lengua originaria publicado por la UNAM.
Los versos de Nadia nos llevan por los caminos que recorrió al ir y venir de ciudad en ciudad, por la nostalgia al dejar y recordar la tierra originaria, por el tiempo, por la cotidianidad de la cultura Ñuu Savi (la lengua de la lluvia), pero también por el camino de discriminación a las culturas originarias: “Escurren las lágrimas de mi padre / a quien le pusieron ceniza en la boca / para que olvidara su lengua.”
La voz de Nadia no solo se hace escuchar en su poesía, sino que también posiciona a las lenguas por medio de diversos proyectos culturales que buscan erradicar el racismo y la discriminación de las lenguas y las culturas originarias de México; un ejemplo de ello es el proyecto Lluvia de voces, el cual busca que las personas conozcan cómo se dicen y se oyen algunas palabras de las 68 lenguas originarias del país, “si seguimos desconociendo nuestras lenguas y pueblos, el racismo crecerá. Lo importante es hablarlas porque sólo así se combatirá la violencia y exclusión que hemos vivido. Los hablantes deben saber que su lengua es digna, y hablarla es un acto político, de resistencia, porque no queremos que desaparezcan”.
Así, la voz de Nadia López nos regala un aliento de resistencia de las lenguas indígenas, para que estas formas de ver el mundo sean conocidas y no mueran.
Te dejamos dos poemas de Nadia López para que conozcas su poesía:
Viento malo
Me entró por la boca el viento malo,
bajó por mis caderas y tocó mis pies.
Hace falta más lluvia.
Mi padre dice que las mujeres no soñamos,
que aprenda de tortillas y café
que aprenda a guardar silencio.
Dice que ninguna mujer escribe,
soy la niña que lloró la ausencia,
la lejanía y el miedo.
Hoy digo mi nombre en lo alto,
soy una mujer pájaro,
semilla que florece.
Las palabras son mis alas,
mi tierra mojada.
Nuestro lugar
Dice mi bisabuela que cuando encontramos nuestro lugar, es difícil dejarlo.
También dice que somos como mariposas que vuelan por lugares lejanos, pero siempre regresamos o seguimos buscando el camino…
Buscamos regresar a donde nace la esperanza, donde el viento es bueno y el café de mañana huele a tierra mojada.
Nuestro lugar puede ser aquí, pero también allá. Nuestro lugar es en donde el corazón palpita como si bailara y los ojos tienen brillo, donde el cuerpo es ligero y las alas toman vuelo. Y donde podemos agradecer por estar aquí.