Al sur de la Ciudad de México hay un barrio que aloja un monumento muy significativo. Hablo de Chimalistac, específicamente en el parque de la Bombilla. El monumento a Álvaro Obregón se inauguró el 17 de julio de 1935 —siendo presidente Lázaro Cárdenas— en memoria del asesinato de Álvaro Obregón el 17 de julio de 1928 a manos de León Toral.
El hecho histórico del asesinato de Obregón marcó un punto de inflexión importante en la política mexicana del siglo XX, que dio comienzo al Maximato. Se especula que su asesinato incluía intereses políticos de grupos antirreeleccionistas, de Plutarco Elías Calles y de grupos religiosos.
La construcción del monumento consta de una torre hueca al interior que presenta una amplia escalinata de acceso custodiada por dos grandes esculturas de piedra realizadas por el artista Ignacio Asúnsolo. Dentro del monumento se encuentra una gran sala que anteriormente albergaba la mano que Álvaro Obregón perdió en una batalla. El proyecto es obra del arquitecto Enrique Aragón Echegaray.
Frente al monumento se encuentra un gran espejo de agua y a su alrededor un parque muy agradable donde regularmente las personas patinan o andan en bici. Así que cuando te toque ir al sur o viajes en Metrobus, acuérdate que este monumento guarda tras sus paredes un homenaje a uno de los presidentes de México.