Una obra ilustrada puede tener una complicidad que comulga con el texto y la imagen. Por ejemplo, no podemos pensar en La divina comedia de Dante Alighieri sin las ilustraciones de Gustave Doré. Así, las imágenes se vuelven parte fundamental de un texto.
La huella de Francisco Toledo no solo se encuentra en la plástica, también se halla en muchas obras literarias. Su recorrido comienza con colaboraciones con José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Jorge Luis Borges, Homero Aridjis, e incluso con su hija Natalia Toledo.
Toledo tuvo un profundo interés por el mundo del libro. Entre sus actividades más importantes fue la de ser editor e ilustrador de copiosos textos. Uno de los principales propósitos al ilustrar obras fue la preservación de las lenguas indígenas, sobre todo el Zapoteco. Por ejemplo, en El niño que no tuvo cama de Natalia Toledo, escrito en Zapoteco y Español, se relata la historia del abuelo de la autora, el cual era zapatero. Otro de los ejemplos del rescate de las lenguas indígenas son las fábulas de Esopo que la misma autora, Natalia Toledo, tradujo al zapoteco del Itsmo y que el pintor oaxaqueño ilustró.
Una de las mancuernas que dieron un bello resultado para la gráfica y la literatura fue la de Francisco Toledo y José Emilio Pacheco, con la obra Álbum de zoología. El recorrido de Pacheco en sus poemas sobre varios animales, representantes de los elementos de la naturaleza, comulga con las ilustraciones de Toledo, quien a su vez realiza verdaderos poemas visuales.
Las ilustraciones de Toledo dan cuenta de la interpretación de un texto específico que por medio de la imagen se reconfigura. Este es el caso de las ilustraciones de Informe para una academia de Franz Kafka, en el cual Toledo captura la ironía del cuento de un simio semihumanizado. Cuando este cuento es leído, sin importar la época, se actualiza a nuestro tiempo, muchas veces gracias a la visión del artista oaxaqueño.
Otro de los casos representativos de la ilustración de Toledo es la del cuento de Carlo Collodi, Pinocho. La ruptura narrativa de Toledo se vislumbra en el tratamiento del cuento ya que el pintor sexualiza a los personajes y le brinda una perspectiva de ruptura a la historia.
Las ilustraciones en los textos de Toledo ofrecen una nueva narrativa artística que se vincula estrechamente con la ficción literaria. Esta narrativa da cuenta de lo mexicano, pues en muchas de las ilustraciones se pueden observar esos efectos “terrosos” o la predomínate paleta de colores cálidos que revocan llanos y valles.
Sin duda, el mundo del libro para Toledo resultó un compromiso que tomó muy en serio a lo largo de su vida. El pintor oaxaqueño siempre supo que un libro ilustrado es como una casa con retratos.
Fotos cortesía de la SHCP