Aproximadamente a partir del año 1891, muchos libaneses comenzaron a escapar del dominio del Imperio Otomano en su país y emigraron indirectamente a México, creyendo que llegarían a Estados Unidos. Aunque eran una nación orgullosa de su herencia árabe, no venían de un país que les diera una gran identidad, por lo que les fue fácil llegar y adaptar su forma de vida a la idiosincrasia mexicana.
Desde 1920 existe una identificada comunidad libanesa en México que se formó gracias a los valores compartidos entre las dos culturas, valores que se constituyen alrededor de lo familiar, lo comunitario y lo religioso. La comunidad libanesa de nuestro país tiene desde 2015 la mayor fuerza moral y económica del resto del mundo. México se encuentra en la posición número 25 de cantidad de migrantes libaneses en el mundo, con más de 600 mil individuos.
Si bien a principios del siglo pasado la mayoría de los inmigrantes sólo hablaba árabe y tenía muy pocos recursos económicos, la tradición comercial con la que llegaron les permitió consolidarse en muy pocos años como comerciantes de todo tipo. Los libaneses construyeron grandes tiendas y almacenes; comenzaron a surgir negocios textiles, restaurantes, hoteles, mercerías, distribuidoras y cafeterías que aportaron un toque árabe al estilo mexicano.
La mayor parte de los libaneses se establecieron en Puebla, pero los que llegaron a la Ciudad de México se instalaron en la colonia Centro, la Roma, la Condesa y posteriormente se fueron extendiendo a la Narvarte y a la Del Valle. Casi todas estas colonias son espacios en donde todos se conocen, se puede vivir en comunidad y aún existen tradiciones de una sociedad hermana, en donde la familia es un pilar importante. En la cultura libanesa, la hospitalidad, la apertura al otro y la solidaridad son valores necesarios para una convivencia. Es por esto que las zonas del centro y sur de la CDMX son propicias a recibir individuos con este origen.
Líbano ha influenciado a México de forma política, económica y cultural. Seguro muchos recuerdan al baisano Jalil, personaje principal de una comedia mexicana del año 1942 que muestra la vida estereotipada de un comerciante libanés en México. De igual modo, tenemos al largometraje árabe-mexicano “El barchante Neguib”, que realizó dos años más tarde con una temática similar. Además, cabe mencionar que muchos famosos personajes del cine y de la política mexicana tienen o tuvieron raíces libanesas. Algunos ejemplos son Antonio Badú, Mauricio Garcés, Salma Hayek, Plutarco Elías Calles y Carlos Slim.
La palabra “baisano” hace referencia a la pronunciación árabe de “paisano”, que a su vez se utiliza para nombrar a alguien cuyo origen es distinto a donde reside. Por otro lado, la palabra “barchante” es igualmente una burla de la palabra “marchante” usada para referirse a comerciantes en el mercado, pero con un acento árabe o libanés.
Además de las influencias políticas, económicas y culturales de Líbano en México, uno de los aspectos en los que más se observa la presencia árabe en nuestro país es en la oferta gastronómica árabe y la fusión árabe-mexicana de la misma.
En la Ciudad de México es muy popular la comida libanesa o como muchos la generalizan, la comida árabe. Es importante destacar que hay zonas en donde los restaurantes, tiendas y establecimientos que ofrecen este tipo de productos gastronómicos, abundan más. La colonia Narvarte es una de ellas, pero… ¿Será que vivan muchos libaneses allí? ¿Por qué le gusta tanto esa comida al público mexicano? ¿Cómo se da esta fusión?
Según lo que cuenta Marisa Yazpik, mexicana de origen libanés, es importante entender que la tradición gastronómica libanesa es completamente familiar. Las mismas preparaciones pueden variar dependiendo del individuo que las cocine y los secretos gastronómicos se esconden en lo más profundo de la memoria colectiva de cada familia. Algo parecido a la cultura gastronómica mexicana, ¿no les parece?
En la Ciudad de México hay muchos restaurantes de comida libanesa, algunos con más fama que otros, pero la mayor parte de ellos no ofrece comida mexicana y restringe el menú a platillos que no sean de origen árabe. La excepciones a esta regla son los restaurantes de “tacos árabes”, un alimento que es producto claro de la fusión gastronómica árabe-mexicana.
Uno de los restaurantes de tacos árabes más populares es el “Hayito”, que cuenta con dos sucursales en la colonia Narvarte y fue fundado por Ramón Espinosa. Él platica que el concepto de su restaurante surgió a partir de la popularidad que tienen los tacos árabes (tipo shawarma) en Puebla. Allí se consumen con casi la misma popularidad de los tacos al pastor en la CDMX desde el año 1900, mezclando el sabor árabe con los productos endémicos poblanos.
Tomando a Puebla como ejemplo, Ramón decidió comenzar su negocio de comida rápida en la colonia antes mencionada, zona de pequeños restaurantes y gran clientela amante de los tacos. En “Hayito” no ofrecen comida árabe, sino que tienen tacos árabes a la mexicana. No se pueden considerar auténticamente árabes ya que, además de utilizar carne de puerco en lugar de carne de cordero, el menú oferta tacos mexicanos con salsas, cebolla y cilantro, pero siempre con pan pita y acompañados de hummus y jocoque casero.
Los sabores libaneses son suaves y agradan al paladar mexicano por su equilibrio y la armonía que logran con sus especias y la diversidad de ingredientes. De esta forma, los sabores del Líbano se han ido adentrando en la cultura gastronómica mexicana desde hace mucho tiempo y la tradición cultural de ambos países ha contribuido a que las relaciones comerciales, sociales, culturales y económicas se fortalezcan cada vez más.
Los libaneses llegaron con aras de comenzar una nueva vida y lograron, además, consolidarse, formar sociedades, levantar negocios y dar a conocer su gastronomía al pueblo mexicano. Ellos lo lograron, pues hoy en día existe una tradición libanesa presente en la Ciudad de México que continuará su crecimiento gracias a platillos como el falafel y el taboule que se comienzan a popularizar cada vez más.
Fotografía de portada: «Lebanon» de Chris, CC BY 2.0
Fotografías: «minarets-and-ruins» de Jon Evans, CC BY 2.0
«Pat Davis center birthday party at Lebanese club» de Southern Foodways Alliance, CC BY 2.0
«Manouche man» de Paul Keller, CC BY 2.0
«taco arabes» de stu_spivack, CC BY-SA 2.0