Comenzó como un sueño. La filosofía de Masala y Maíz se orienta hacía el fenómeno de la migración gastronómica, las técnicas culinarias, y la cultura alrededor del acto sagrado de alimentarse. El proyecto, de Apropiación del Espacio, va mucho más allá de un restaurante. Abarca un centro de investigación práctica y teórica, un huerto urbano en donde cosechar vegetales y granos locales, y un programa residencial para chefs.
Con el objetivo de respetar la esencia multidisciplinaria del espacio, el local en dónde antiguamente se ubicaba Café Zena, en la San Miguel Chapultepec, es el anfitrión de clases de cocina, pláticas y otros eventos culturales que difunden la magia y el conocimiento de la alquimia culinaria. El tamaño del sitio es pequeño, pero facilita el fluir de esta loca idea. Las actividades toman lugar en una mesa comunal de concreto blanco, que se extiende a lo largo del restaurante permitiendo la continuidad luminosa del extenso pasillo y respetando la importancia del diseño por sobre todas las cosas.
Masala y Maíz celebra la mezcla entre arte y gastronomía, mediante otra fusión: México e India. Y el resultado es simplemente delicioso. Se puede apreciar la calidad de los alimentos, el cuidado en la creación del menú, la importancia otorgada a todos los detalles del lugar y sobre todo la delicada explosión de sabores que surge a partir de la unión de dos culturas gastronómicas.
El menú tiene finezas peculiares. Los esquites al curry son una de ellas. Los postres son un ameno deleite y la selección de bebidas no se queda nada atrás. Cuentan con dulces fermentados y vinos mexicanos difíciles de encontrar -joyitas escondidas-, como Listan de Bichi en Tecate.
Los chefs que han hecho que este anhelo se vuelva realidad son Norma Listan, mexicana, y Saqib Keval, originario de Estados Unidos e hijo de agricultores de la India. Norma es fanática del maíz y encuentra en la comida una forma de cuidado personal y universal, además de un elemento espiritual de autoconocimiento. Pues a través de la historia de nuestra alimentación aprendemos de nosotros mismos. Para la artista el condumio es la base de todo, personalmente estoy de acuerdo con ella. Saqib, por su parte pone color y alegría en todos sus platillos. Sus creaciones son una celebración y una forma de honrar sus orígenes y de hablar al mundo.
Habiendo descrito mi experiencia en Masala y Maíz me quedo con ganas de volver a visitarlo y de escribir un poco más, ya que después de conocer el proyecto y de probar las obras de Norma y Saqib, me quede sin palabras, con la panza llena y el corazón contento.
Fotografía principal por Gabriela García Landa