“El tiempo es nuestro tirano. No somos eternos, hay que conservarnos a través de los otros”.
La cosmovisión prehispánica era, al igual que las visiones religiosas actuales, muy complicada y difícil de entender; algo irónico al tratarse de ideas que se generan a partir de la necesidad de comprender el entorno, la existencia, los fenómenos naturales y el constante cambio del universo.
Para las civilizaciones mesoamericanas, la vida era el mundo real, sobre la tierra, mientras que la muerte era una continuación de la vida pero en un universo o espacio distinto. El “término” de la vida se encontraba estrechamente relacionado con lo que había pasado en la vida y la forma de morir determinaba el lugar en el que uno pasaría el resto de la eternidad.
Los mexicas eran politeístas cuando llegaron los españoles, situación que hizo pensar que los indios de las nuevas tierras eran ignorantes en materia religiosa y que era necesario evangelizarlos para que dejasen de ser «bestias» y se convirtieran en hijos de Dios. Las preguntas son: ¿realmente existe una religión superior o correcta? ¿Es el catolicismo más lógico que la religión politeísta mesoamericana? ¿Realmente fueron conquistados espiritualmente los indios o solo le tomaron el pelo a los españoles?
En 2011 se encontró un códice novohispano dentro de un Cristo de caña. Se dice que en una iglesia barroca de Puebla se han hallado figuras miniatura de deidades como Tláloc y Coatlicue dentro de ángeles que decoran las paredes. En las decoraciones de algunos templos se cuenta con elementos del arte prehispánico como chalchihuites, quincunces y vírgulas de la palabra. ¡Qué inteligentes los indígenas! Se postraban delante de las figuras españolas haciendo creer a los evangelizadores que estaban cumpliendo con su cometido cuando, en realidad, ellos seguían venerando y siguiendo a sus propias creencias “de Satanás”.
El arte indocristiano es un término que ideó Constantino Reyes-Valerio al no estar de acuerdo con la denominación de “Tequitqui”, que se utilizaba para describir las obras de arte de “mano indígena” pero consideradas de una forma despectiva y sin tomar en cuenta la grandeza de las mismas. De esta forma, se entiende al arte “indocristiano” como la mezcla de la estética, técnica e ideas indígenas con las españolas, siembre bajo una pauta de comprensión religiosa.
La característica que permitió que los españoles lograran (según ellos) imponer su arte religioso en los pueblos mexicas fue que los indígenas tenían, a diferencia de ellos, un arte completamente figurativo y representativo. Esto se puede observar en la forma en que muchos de los primeros murales y esculturas indocristianas son desproporcionados y poco perfectos, a diferencia del arte renacentista al que los españoles estaban acostumbrados.
¿Cómo hago que ésta gente entienda la pasión de Cristo si no me puedo comunicar con ellos más que de forma visual? Es fácil, los dominicos, agustinos y franciscanos utilizaron los elementos pasionarios, hoy considerados la parte central del arte indocristiano por ser imágenes indígenas que buscan representar las creencias religiosas españolas. En las fachadas de templos de piedra o en las cruces atriales afuera de estos, hallamos una serie de elementos que recuentan la historia de la pasión de Cristo, pero lo que llama la atención es que muchas de estas figuras se construyen a partir de figuraciones mexicas de otros conceptos, como chalchihuites, sangre, cruces, plantas, etc.
Los mexicas no construían sus templos en cualquier parte. La ubicación de estos tenía que ver con su cosmovisión, los puntos cardinales y el orden del universo. Ellos veneraban el lugar, por lo que no fue difícil asistir a las ceremonias católicas que los españoles llevaban a cabo en los nuevos templos construidos sobre los antiguos.
¿Si me echo esa agua en la cabeza ya no me van a tratar tan mal y voy a ser como su hermano? ¡Claro que quiero bautizarme! Al fin que ellos también se juntan para sus ceremonias, veneran a alguien superior, tienen santos y rituales.
Los mexicas estaban a punto de llegar a una cosmovisión monoteísta con Quetzalcóatl como deidad única, integradora de todo. Si los españoles hubieran llegado unas décadas más tarde, el esquema ideológico hubiera sido completamente distinto.
De todas formas, es bastante cuestionable que el catolicismo sea enteramente monoteísta, dado que tiene un dualismo en su concepción del bien y del mal y, aunque venera a un único Dios, éste se divide en 3 naturalezas. Suena un poco como la dualidad siempre presente de Ometéotl, ser andrógino que tiene a Ometecuhtli (masculino) y Omecihuatl (femenino), quienes son la mayor autoridad teológica del pensamiento mesoamericano. Por último, los distintos santos se podrían considerar fácilmente una evolución de la concepción politeísta del mundo mexica.
Los mexicanos somos guadalupanos por excelencia. Muchas veces se venera más a los santos o a la Virgen que al mismo Dios. ¿Será esto un legado de la creencia politeísta mesoamericana? Saber que Ometéotl está allí, pero nuestra madre preferida es Coatlicue; estar conscientes de que Quetzalcóatl lo controla todo, pero nos gusta más hacerle nuestras peticiones a Tláloc.
Siempre he considerado que los elementos que tienen en común las distintas religiones y visiones cosmológicas se derivan del hecho de que todos somos una misma especie que vive en el mismo planeta y presencia circunstancias similares. Lo que hace, sin embargo, que cada visión sea distinta, es la forma en la que cada individuo interpreta su propia realidad y cómo la aterriza en ideas comprensibles y que intenten explicarla.
Si quieres saber más acerca de la cosmovisión mesoamericana, puedes leer «El misterio de Coatlicue«. Por otro lado, si te interesa conocer acerca de lo que se vivía en nuestro país a partir de la llegada de los españoles, te recomiendo el libro «Los personajes del virreinato«.
Foto principal: «Coatlicue transformada» de Saturnino Herrán.
Fotos: «La Natividad de María» de Catedrales e Iglesias, CC BY 2.0
«Santuario el Señor de Chalma» de Catedrales e Iglesias, CC BY 2.0