“El poeta es un comentador de la vida y la existencia; en su manera inmediata e imaginativa es un filósofo.” – Dr. Irwin Edman
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Hay algo superior que nos controla o somos nosotros los dueños de nuestro propio destino? ¿Somos libres o nuestras decisiones están predeterminadas? ¿Existen las casualidades? ¿Por qué poseemos razón, pero no la suficiente como para entender por completo la existencia humana? ¿Qué es la vida? ¿Es todo sólo una ilusión?
Los seres humanos vivimos en una duda constante. Creemos saber lo que pasa, pero nuestra capacidad de raciocinio no es suficiente. De alguna forma hay que expresar todas estas inquietudes, ¿no? La literatura y la poesía han sido desde hace mucho tiempo la manera de entender la existencia y la vida a partir de distintas posturas filosóficas.
La literatura es un “arte bello que emplea como instrumento la palabra”. Se han encontrado documentos que muestran distintas obras literarias que fueron creadas a lo largo de la historia en nuestro país. En cada crónica, poema, historia, cantar, texto religioso, códice y documento, se pueden entender la forma en que las personas pensaban de acuerdo con su contexto y las incógnitas que tenían con respecto a la vida.
En el mundo náhuatl existieron poetas antes, durante y después de la conquista española. En la mayor parte de los cantares y códices, se han encontrado documentos con poesía de carácter espiritual. La poesía indígena es una manifestación de la visión filosófica de la época y de la voz de cada individuo, pues los escritos tienen que ver con una cosmovisión, con un evolutivo pensamiento existencialista y con una concepción de la especie humana como algo más allá de lo terrenal.
“Los poetas enfrentan inquietudes y dudas que posteriormente llevan al planteo de un problema o al atisbo de una gran verdad, no ya precisamente religiosa, sino meramente racional y humana” – Miguel León-Portilla
Después de una serie de eventos históricos, revoluciones intelectuales, científicas, culturales y armadas, el pensamiento de los mexicanos cambió naturalmente. La percepción de la poesía se transformó y surgió una diversidad de estilos y expresiones propios de cada artista. Aunque las temáticas se ampliaron mucho más, los poemas existencialistas y en búsqueda de respuestas a inquietudes humanas siguieron siendo escritos.
Tanto Nezahualcóyotl como Xavier Villaurrutia, con todo y los cinco siglos de historia que los separan, fueron poetas que mediante la palabra expresaron sus temores y perturbaciones en cuanto a la vida, la muerte y la posible existencia de un ser superior. Es interesante comparar sus estilos y tratar de encontrar elementos comunes en su poesía, así como observar la forma en que el pensamiento y la manera de escribir fue cambiando a lo largo de la historia artística de nuestro país.
A continuación coloco la traducción en castellano de un poema originalmente en náhuatl de Nezahualcóyotl, perteneciente al siglo XV. En segundo lugar, un poema de Xavier Villaurrutia de principios del siglo XX. Me parece que ambos tocan temáticas similares desde perspectivas e ideales completamente opuestos. Los dejo para su libre interpretación.
El poema de Nezahualcóyotl en la lengua original está disponible en: Canto de la huida.
Canto de la huida
Nezahualcóyotl
En vano he nacido,
en vano he venido a salir
de la casa del dios a la tierra,
¡yo soy menesteroso!
Ojalá en verdad no hubiera salido,
que de verdad no hubiera venido a la tierra.
No lo digo, pero
¿qué es lo que haré?,
¡oh príncipes que aquí habéis venido!,
¿vivo frente al rostro de la gente?
¿qué podrá ser?,
¡reflexiona!
¿Habré de erguirme sobre la tierra?
¿Cuál es mi destino?,
yo soy menesteroso,
mi corazón padece,
tú eres apenas mi amigo
en la tierra, aquí.
¿Cómo hay que vivir al lado de la gente?
¿Obra desconsideradamente,
vive, el que sostiene y eleva a los hombres?
¡Vive en paz,
pasa la vida en calma!
Me he doblegado,
sólo vivo con la cabeza inclinada
al lado de la gente.
Por ésto me aflijo,
¡soy desdichado!,
he quedado abandonado
al lado de la gente en la tierra.
¿Cómo lo determina tu corazón,
Dador de la Vida?
¡Salga ya tu disgusto!
Extiende tu compasión,
estoy a tu lado, tú eres dios.
¿Acaso quieres darme la muerte?
¿Es verdad que nos alegramos,
que vivimos sobre la tierra?
No es cierto que vivimos.
Y hemos venido a alegrarnos en la tierra.
Todos aquí somos menesterosos.
La amargura predice el destino
aquí, al lado de la gente.
Que no se angustie mi corazón.
No reflexiones ya más
verdaderamente apenas
de mí mismo tengo compasión en la tierra.
Ha venido a crecer la amargura,
junto a ti a tu lado, Dador de la Vida.
Solamente yo busco,
recuerdo a nuestros amigos.
¿Acaso vendrán una vez más,
acaso volverán a vivir;
sólo una vez perecemos,
sólo una vez aquí en la tierra.
¡Qué no sufran sus corazones,
junto y al lado del Dador de la Vida!
Nocturno miedo
Xavier Villaurrutia
Todo en la noche vive una duda secreta:
el silencio y el ruido, el tiempo y el lugar.
Inmóviles dormidos o despiertos sonámbulos
nada podemos contra la secreta ansiedad.
Y no basta cerrar los ojos en la sombra
ni hundirlos en el sueño para ya no mirar,
porque en la dura sombra y en la gruta del sueño
la misma luz nocturna nos vuelve a desvelar.
Entonces, con el paso de un dormido despierto,
sin rumbo y sin objeto nos echamos a andar.
La noche vierte sobre nosotros su misterio,
y algo nos dice que morir es despertar.
¿Y quien entre las sombras de una calle desierta,
en el muro, lívido espejo de soledad,
no se ha visto pasar o venir a su encuentro
y no ha sentido miedo, angustia, duda mortal?
El miedo de no ser sino un cuerpo vacío
que alguien, yo mismo o cualquier otro, puede ocupar
y la angustia de verse fuera de sí viviendo
y la duda de ser o no ser realidad.
Foto principal: Karina Flores.