A pesar de que murió cuando apenas tenía 31 años, Saturnino Herrán dejó su marca en la historia del arte mexicano. Ahora, un siglo después de su fallecimiento, el Museo Nacional de Arte reúne en sus instalaciones 86 obras de distintos artistas, la mayoría del propio Herrán, para hacer un homenaje a su vida y trabajo.
La exposición, titulada Saturnino Herrán y otros modernistas, explorará las distintas etapas de desarrollo del pintor, desde su niñez y la convivencia con su familia, hasta su muerte por un mal gástrico (ya que se había posicionado como un joven talento), pasando por sus años de formación bajo la tutela de maestros como el catalán Antonio Fabrés y Germán Gedovious.
Entre las piezas seleccionadas por el curador Víctor Rodríguez Rangel se encuentran más de 40 pinturas y dibujos elaborados por el propio Herrán, que comparten muros con las de 15 de sus contemporáneos, entre ellos Diego Rivera, que fue su compañero de academia cuando ambos eran muy jóvenes.
Son cinco los ejes temáticos que constituyen el recorrido. Y el tránsito entre cada permite comprender los cambios que tuvo la visión artística del hidrocálido. Especialmente en lo que se refiere a su preferencia por mostrar a la población indígena de nuestro país como figuras que fueron excluidas del progreso alentado en aquel tiempo por el gobierno del porfiriato. Un aspecto de su trabajo que queda perfectamente representado en la que es considerada por muchos su obra más famosa: La ofrenda, que pintó en 1913.
Lo mismo ocurre con sus esfuerzos por generar un movimiento artístico verdaderamente mexicano, que incorporara nuestra herencia prehispánica, pero sin hacer a un lado el legado colonial. La pieza Proyecto de frisos para Nuestros Dioses, que pintó en 1915, fue un boceto de un mural que adornaría el interior del Palacio de Bellas Artes y que integra a la figura de Cristo con la de la diosa mexica Coatlicue. Desafortunadamente, no pudo acabarlo, pues la enfermedad estomacal que terminaría matándolo se lo impidió.
La incorporación de pinturas hechas por otros grandes artistas de la época ayudan a situar a Herrán como un representante de las corrientes creativas de su tiempo. Especialmente en lo que se refiere a la influencia que tuvieron figuras muy reconocidas como el español Ángel Zárraga, cuyo estilo también está presente en los cuadros de David Alfaro Siqueiros, otro de sus contemporáneos.
Desafortunadamente la carrera artística de Saturnino Herrán fue muy corta, pero en esos pocos años pudo generar un legado que lo posiciona como uno de los pintores más importantes que ha habido en nuestro país. Es un privilegio poder disfrutar de su obra en vivo gracias al esfuerzo de una institución como el Munal, que pudo juntar piezas traídas desde Aguascalientes con otras de colecciones privadas para montar una exhibición de esta calidad. ¡No se la pierdan! Tienen hasta el 24 de febrero del próximo año.
Además de las exposición, también se organizarán actividades como un ciclo de cine, conferencias y lecturas de poesía, todas de entrada libre, pero con cupo limitado. Para revisar los horarios pueden entrar a los perfiles en Facebook, Twitter e Instagram del Munal.
Fotos: cortesía Munal.