Perteneció a la generación de sonorenses progresistas que controló la política nacional en la década de 1920. Tenía fama de alegre y sagaz. Su nacimiento en la hacienda de Siquisiva, municipio de Navojoa, Sonora, el 19 de febrero de 1880, coincide con el auge de la economía norteña durante el Porfiriato. En su juventud, Álvaro Obregón Salido trabajó como agricultor, mecánico y profesor de primaria. Se interesó en la política local y conoció las injusticias cometidas contra los jornaleros y los indios yaquis despojados de sus tierras comunales.
Su presencia en la Revolución no fue inmediata. Se incorporó a las fuerzas sonorenses, en 1912, para combatir a Pascual Orozco, quien se rebeló contra el gobierno de Francisco I. Madero. Obregón pronto destacaría por su talento estratégico. Formó parte del Ejército Constitucionalista del Noroeste. Combatió a las tropas federales de Victoriano Huerta y en apoyo a la jefatura política de Venusiano Carranza, derrotó a los ejércitos convencionistas, villistas y zapatistas en la primavera de 1915. Durante una de las batallas de Celaya en contra de Francisco Villa, Obregón cayó herido y perdió el brazo derecho. Su sobrevivencia lo elevó al concepto del hombre fuerte que necesitaba el país. Fue ascendido a general de brigada y fungió como secretario de Guerra de Venustiano Carranza.
Una cualidad que facilitó a Obregón el ascenso político fue su don de gente y la habilidad para establecer alianzas con personajes y organizaciones políticas. En contraparte, se ganó la enemistad de la Iglesia católica por su acendrado anticlericalismo. Con sentido del humor comentó: “Tengo tan buena vista, que desde Huatabampo alcancé a ver la silla presidencial”. Y en efecto, se postuló para las elecciones de 1920, cuando Venustiano Carranza quiso imponer a un candidato civil. Abanderó el Plan de Agua Prieta y consolidó una amplia alianza militar para desconocer al gobierno carrancista. En septiembre fue declarado presidente para el periodo de 1920 a 1924.
Su gobierno inauguró el periodo de reconstrucción económica y la rearticulación de la política regional, nacional e internacional. La edificación de un Estado que atendiera las demandas sociales se tradujo en la formación de instituciones como la Secretaría de Educación Pública, así como en el respaldo a sindicatos obreros, asociaciones campesinas e indígenas. Obregón fomentó la restitución de tierras y la modernización tecnológica de la agricultura. En el ámbito internacional concilió los intereses de las compañías petroleras para obtener el reconocimiento diplomático de Estados Unidos, mediante los tratados de Bucareli, firmados en 1923.
Su sucesor, Plutarco Elías Calles, enfrentó el fanatismo de la Guerra Cristera de 1926 a 1929. Dada su influencia política, Obregón se postuló nuevamente para la presidencia y fue declarado electo en julio de 1928, sin embargo, el exaltado católico León Toral le arrebató la vida en el restaurante de La Bombilla, en San Ángel, Distrito Federal, el 17 de julio. La vida de Obregón refleja el ascenso político y social de la clase media norteña, así como el peso de los jefes militares forjados durante la Revolución.
Semblanza obtenida del libro El mexicano del año, disponible aquí.
Foto: Biblioteca del Congreso.