Cuando pensaba en Palenque mi mente viajaba a la zona arqueológica donde se encuentra la tumba más hermosa de la cultura mesoamericana. Ahora no solo mi mente viajó: abordé un avión desde Puebla, que inaugura una nueva ruta a Palenque, viene desde Baja California, pasa a Guadalajara, hace escala en Tuxtla Gutiérrez y finaliza su viaje en Cancún.
Al descender del avión el calor de la selva tropical se hace presente, desde ese momento me di cuenta que Palenque es más que un sitio prehispánico.
Ruta arqueológica
Si ya estás instalado en el Pueblo Mágico de Palenque, lo mejor es que inicies tu recorrido en la majestuosa zona arqueológica de Palenque. Tu visita comienza en una vereda a la que los mayas llamaban “Sacbé” (camino blanco), después de recorrerlo, por fin tus ojos se deslumbran por la belleza arquitectónica del lugar: el Templo de las Inscripciones se deja ver a lo lejos, es el recinto donde descansan los restos del Rey Pakal, ya no se puede acceder a él, pero en el Museo de Sitio es posible apreciar una réplica idéntica a la tumba de este mítico gobernante.
Recorre cada rincón de la zona arqueológica con la mirada aguda, para que no se te escape ningún detalle, podrás ver los relieves labrados en las edificaciones y dar crédito a estos maravillosos artistas, también hay restos de pintura mural y algunos grafitis “históricos”, lo que hoy en día llamaríamos vandalismo, yo encontré uno de 1648, si observas bien también encontrarás restos de alimentos prehispánicos como fósiles de caracoles.
Para seguir la ruta emprende tu viaje desde temprano y dirígete a la zona arqueológica de Bonampak, a un poco más de dos horas de Palenque. Enclavada en la Selva Lacandona esta antigua ciudad resguarda el tesoro mejor conservado de la civilización maya, me refiero a los murales en el Edificio 1 del conjunto arquitectónico, dichas pinturas narran la batalla ganada por Chan Muwan II, gobernador de Bonampak. No dejes de subir a la cima del sitio, donde podrás admirar la panorámica de la selva y la grandiosidad de sus árboles. Si te quieres llevar un recuerdo de la selva lo mejor es que compres algo de artesanía que te ofrecen los herederos mayas, los lacandones: utensilios en maderas preciosas y joyería a base de semillas y algunas piedras.
Continúa tu camino hacía Yaxchilán. Para llegar a esta zona arqueológica es necesario tomar una lancha en Frontera Corozal y navegar por aproximadamente 30 minutos por el Río Usumacinta, aprovecha para disfrutar la vista a la selva guatemalteca. Al llegar a la zona asciende por unas escaleras para penetrar la selva, llegarás a un edificio que te invita a cruzarlo entre túneles. Tal vez revoloteen sobre tu cabeza algunos murciélagos, así que ¡no te asustes! Saliendo del edificio se abre la selva y se dejan ver algunos vestigios de esta hermosa ciudad en armonía perfecta con la naturaleza.
Tómate tu tiempo para admirarla, subirla, bajarla, escucharla, observar sus estelas y dinteles, los restos de sus relieves, conocer la acrópolis; pero no te detengas demasiado porque a las 16:45 te empiezan a corretear los guardias para abordar tu bote de regreso.
Recomendaciones de explorador: Toma medio día para tu visita a Palenque, un día entero para Bonampak y Yaxchilán. No olvides tu bloqueador y repelente de moscos, tu cámara fotográfica bien cargada y con memorias extras. Hidrátate constantemente.
Vive tú aventura en la selva
Las encantadoras zonas arqueológicas de Bonampak y Yaxchilán te incitan a permanecer un poco más entre árboles de ceiba, monos aulladores, hermosos cantos de aves y el sonido de las cascadas. Por lo que te invito a que, después de visitar este par de sitios prehispánicos, pases la noche con los habitantes de la Selva Lacandona, que cuentan con campamentos turísticos como el de Top Che, donde por la noche escucharás historias de la comunidad contadas por los propios lacandones, al lado de una fogata, quemando bombones y degustando el mejor café de Chiapas; por la mañana prepárate para darle gracias a la Madre Tierra en una ceremonia maya junto al árbol sagrado de la Ceiba, déjate llenar de las mejores vibras y siente la energía del lugar.
Ahora sí estás listo para la aventura del día. Desde el campamento abordarás un transporte que te adentrará aún más a la selva, llegarás a la orilla del río donde te esperan tus guías con el equipo necesario para el descenso en el río o rafting. Lo primero es escuchar muy bien las indicaciones, lo segundo un poco de práctica y listo, ya eres un experto en remo –adelante, atrás, abajo–, ¡qué comience la acción! A remar se ha dicho, con un poco de nervio pero feliz, llegas al primer reto, descender una cascada, tomas impulso, remas con toda la energía hacía adelante, llegas a la orilla y caes.
¡Sí! Descendiste tu primer rápido, continúas por el río, bajas uno o dos más, llegas a otra cascada y te piden que bajes de la lancha, el guía la avienta por la corriente, ahora tú tendrás que saltar la cascada, te asomas a la orilla, ves la fuerza del agua que baja por las rocas, más o menos cinco metros, te armas de valor y saltas, ¡Sí! Segundo reto logrado, sigues cuesta abajo admirando lo transparente de el agua, la vegetación que bordea el río, orquídeas en su hábitat natural, lianas, aves y monos, llegas a la orilla, tomas un refrigerio y comienzas una caminata en medio de la selva, que más puedes pedir has pasado un gran día. Regresas a Palenque sintiéndote libre y con ganas de volver.
Disfruta la naturaleza
En cada lugar de Palenque la naturaleza se hace presente, en el aullido de los monos saraguatos, en el vuelo de las guacamayas rojas y varias aves de hermosos cantos, en la variada vegetación, en los sonidos de la noche. Pero el lugar ideal para adentrarte a la naturaleza de la zona y hacer consciencia sobre la misma, es visitar Aluxes Ecoparque Palenque, una reserva que ayuda a la conservación de la fauna silvestre, el terreno se encuentra en lo que era un viejo potrero en el que había humedales y lagunas en lamentable estado, por lo que el proyecto dio inicio con la recuperación de estos, reforestación y siembra de flora nativa de la región, también se empezaron a rescatar animales víctimas de nuestro ensimismamiento.
La mayoría de los animales que habitan la reserva desafortunadamente ya no pueden regresar a su hábitat, ya que pierden su capacidad para sobrevivir en la selva, otros tantos rescatados en vida salvaje se pueden rehabilitar y logran ser liberados. Podrás observar guacamayas rojas, una especie amenazada, pero que afortunadamente gracias a este proyecto se ha podido recuperar paulatinamente; también hay flamencos rosados, jaguares, monos saraguatos, manatíes y cocodrilos, los cuales puedes alimentar; así como un par de tapir en peligro de extinción. Con tu visita al ecoparque apoyas la noble labor de seguir rescatando la fauna y conservar las especies que están en peligro de extinción.
Otra parada obligada a tan solo 20 minutos de Palenque es visitar el pequeño poblado de Catazajá, el cual cuenta con una maravillosa laguna que puedes recorrer en lancha, ahí podrás observar manatíes, nutrias y tortugas, entre otras especies. Las islas son ocupadas por gran variedad de aves, como cigüeñas, diferentes tipos de garzas, patos, espátulas rosadas, iguanas y algunas familias de monos. Entre la vegetación se encuentran árboles como amate, caoba, cedro, ceiba, chicozapote, guarumbo, hule y jimba. Sin lugar a dudas es un espectáculo digno de admirarse por su increíble colorido y su gran sonido ambiental.
No puedes irte de Palenque sin visitar sus increíbles cascadas con pozas color azul turquesa, a 30 minutos del centro se encuentra Misol-Ha, con una impresionante altura de aproximadamente 40 metros, la cual cae a una poza de 25 metros de profundidad en la que podrás darte un buen chapuzón. Un poco más lejos se encuentra el conjunto de cascadas de Agua Azul, que hacen honor a su nombre, podrás subir bordeando el río hasta encontrar un mirador donde parece no tener fin cada bajada de agua y llenarte los ojos de azul, después del mirador hay más para seguir explorando.
A 30 km puedes visitar la comunidad zapatista de Roberto Barrios, la cual cuenta con las cascadas de Bascan, un poco más pequeñas comparadas con las de Agua Azul, pero iguales en belleza y se puede decir que aún vírgenes, por lo mismo con un encanto especial, agua transparente y una tranquilidad envidiable.
Gastronomía digna de reyes
La gastronomía de la región está llena de ingredientes con sabores ancestrales: carne de venado cola blanca, hongos, tubérculos, yaca, el infaltable maíz, guajolote, pecarí o cerdito de monte, aguacate, guayabas, plátano macho, camarones y la protagónica hoja de chaya que la puedes consumir desde un vaso de agua con piña, revuelta con huevo o bien en los famosos tamales chiapanecos.
Existe una gran variedad de restaurantes, disfruta una cena de autor en el restaurante Winika, una comida llena de historia e ingredientes registrados en vestigios mayas en el restaurante Bajlum, donde fusionan lo prehispánico con técnicas de la cocina contemporánea, llevándote a un viaje a otra época, desayuna un tradicional tamal con sabor a Chiapas en el restaurante La Chiapaneca, con suerte te toca ver el vuelo de las guacamayas que despegan desde el techo del lugar. Si lo tuyo son los mariscos, te recomendamos el restaurante El Huachinango. En la Selva Lacandona disfruta la comida casera de la comunidad, con una rica y refrescante agua de guanábana. La comida en todos estos lugares no sería igual sin la presencia de una buena salsa de chile habanero, solo para los más valientes.
Relájate
Después de tanto ir y venir, subir, bajar, conocer, fotografiar y hasta remar. Se antoja un poco de tranquilidad y relax. Palenque llena las expectativas del viajero y ofrece una confortable estancia en gran variedad de hoteles, los hay en medio de la selva, con albercas inimaginables que emulan las cascadas turquesa, con pozas naturales, temazcales y spas inolvidables, tipo cabañas o bien habitaciones ejecutivas, familiares o lejos del bullicio. Todo para que pases una estancia de envidia en Palenque.
www.visitpalenque.com.mx
Foto principal: Secretaría de Turismo de Chiapas.