Con su natural distintivo de ternura y gracia, los niños han tenido una presencia constante en la historia del cine mexicano. Dentro de una lista larga de nombres aparecen figuras clave como “Poncianito”, “Chachita”, “la Tucita” o Juliancito Bravo. Varios de ellos, a pesar de haber sido auténticas estrellas a una tierna edad, tuvieron un paso efímero por el celuloide, aunque hay casos excepcionales donde el éxito fue, incluso, mayor en la adultez, como Angélica María y Fernando Luján. A continuación, les presentamos el cuadro de honor de las cinco figuras infantiles del cine nacional.
Evita Muñoz “Chachita”
Evita Muñoz “Chachita”, nacida en 1936, en Orizaba, Veracruz, fue de las pocas figuras infantiles que logró cruzar con éxito la adolescencia y la adultez para hacer una larga carrera en cine, teatro y televisión. Dotada de una bis cómica natural, a los cinco años apareció por primera vez en la pantalla grande con El secreto del sacerdote (1941), al lado de Arturo de Córdova y Pedro Armendáriz y dirigida por Joselito Rodríguez.
Más tarde intervino en los filmes taquilleros ¡Qué lindo es Michoacán! (1943) con Tito Guízar y Gloria Marín, y ¡Ay Jalisco… no te rajes! (1941) con Jorge Negrete. Su graciosa personalidad le permitió obtener papeles protagónicos y convertirse en la primera estrella infantil del cine mexicano con Morenita clara (1943), La pequeña madrecita (1944), La hija del payaso (1946), ¡Qué verde era mi padre!, Chachita la de Triana (1947) y Yo vendo unos ojos negros (1948).
Ya en su adolescencia obtuvo otros papeles que la inmortalizaron como en la trilogía urbana Nosotros los pobres (1948), Ustedes los ricos (1948) y Pepe El Toro (1952), al lado del ídolo Pedro Infante.
Poncianito
Dotado de una simpatía y naturalidad asombrosa, Ismael López Arce, “Poncianito”, fue el niño más socorrido de la época de oro del cine mexicano.
Nacido en la colonia Guerrero de la Ciudad de México en 1941, “Poncianito” perteneció a una familia humilde. A los seis años llegó a los foros cinematográficos de la mano del mítico director y actor Emilio “El Indio” Fernández, quien lo reclutó para formar parte del reparto del clásico Río Escondido (1947) al lado de María Félix y Carlos López Moctezuma. “El Indio” fue su protector y recurrió a él en Maclovia (1948), Pueblerina (1949), Duelo en las montañas (1949), Víctimas del pecado (1951), La bienamada (1951), Siempre tuya (1952) y La rebelión de los colgados (1954).
Poncianito hizo unas treinta películas con otros actores y directores, como La mujer que yo perdí (1949) con Pedro Infante, Soy charro de levita (1949), El rey del barrio (1950) y El hombre inquieto (1954) con Germán Vadés “Tin Tan”, El portero (1950) con Cantinflas, Tal para cual (1952) con Jorge Negrete, María Elena Marqués y Luis Aguilar, La bestia magnífica (1952) con Miroslava Stern. Su carrera como actor se truncó una vez que entró a la adolescencia y se dedicó a trabajar dentro de la industria periodística.
La Tucita
María Eugenia Llamas, mejor conocida como “La Tucita”, es la responsable de aquella frase que ha trascendido por generaciones: “Para qué me dejan sola si ya saben cómo soy”, una línea de su travieso personaje en Los tres Huastecos, película que marcó su debut a los cinco años bajo la dirección de Ismael Rodríguez y donde alternó con Pedro Infante y Blanca Estela Pavón.
“La Tucita” fue hija de refugiados españoles, nacida en la Ciudad de México en 1944 y fallecida en Zapopan, Jalisco, en 2014. Su gran carisma y gracia le valió una nominación al Ariel por Los tres huastecos (1948) y una estatuilla por Los niños miran al cielo (1950) de Roberto Rodríguez. La estupenda química que hizo con Pedro Infante le permitió volver a trabajar a su lado en Dicen que soy mujeriego (1949) y El seminarista (1949). Además, participó en otras películas como Las dos huerfanitas (1950), Los hijos de la calle (1951) y Una calle entre tú y yo (1952), donde participó junto con Evita Muñoz “Chachita”.
Su carrera se interrumpió al llegar a la adolescencia, pero tuvo un discreto regreso al cine en la edad adulta, su última aparición fue en la cinta Más allá de mí (2008), donde también actuaron Humberto Busto y Luis Gerardo Méndez.
Angélica María
Angélica María, nacida en Nueva Orleans en 1944, empezó su carrera como actriz infantil a los seis años. Su primera oportunidad en el cine se la brindó el mítico productor Gregorio Wallerstein, quien le dio el papel de un niño en Pecado (1950), cinta protagonizada por Zully Moreno y Roberto Cañedo.
Desde entonces actuó con renombrados actores como Elsa Aguirre, Rafael Baledón en Una mujer decente (1950), Evita Muñoz “Chachita” en La hija de la otra (1951), Emilia Guiú y David Silva en Los amantes (1951), Rosita Arenas, Domingo Soler y Carlos López Moctezuma en Fierecilla (1951) y Arturo de Córdova, Marga López, Ramón Gay en Mi esposa y la otra (1952). Después, también participó con Pedro Infante en Los gavilanes (1956).
Su etapa como actriz infantil cerró en 1959 con un serie de cuatro películas de aventura, La pandilla, donde interpretó al personaje de La Cachuquis. En 1960 participó en Las hijas del Amapolo, emprendiendo una brillante etapa como estrella juvenil, cuya éxito se extendió por toda Hispanoamérica sobre todo a lo largo de los sesentas y setentas, resonancia que alcanza hasta nuestros días.
Juliancito Bravo
Con su rostro de niño pícaro y su versatilidad para pasar de la alegría a la ternura, Juliancito Bravo fue una figura que marcó la etapa posterior a la Época de Oro del cine mexicano.
Nacido en España en 1955, llegó a México a los siete años. El director Miguel Zacarías le consiguió un pequeño papel en la película La vida de Pedro Infante (1963). Su presencia y simpatía le abrieron las puertas para conseguir mejores papeles a partir de Cri Crí, el grillito cantor (1963), protagonizada por Ignacio López Tarso. Consiguió su primer rol estelar en la comedia ranchera Seguiré tus pasos (1965), donde actuó junto con el cura, tenor y exactor José Mojica.
Le llegaron otros papeles principales que lo encumbraron como luminaria infantil, sobre todo a partir de melodramas como Primera comunión (1967), al lado de Lucy Buj y David Reynoso. Pudo alargar esta buena racha con La gran aventura (1968) junto con el actor infantil español Nino del Arco. Además de Las aventuras de Juliancito (1968) otra vez junto con Lucy Buj y el drama rural La maestra inolvidable (1969) con María Rivas. Con El Tunco Maclovio (1969) comenzaron sus roles adolescentes y su eventual declive.
Menciones honoríficas
Narciso Busquets en Ahí está el detalle (1940) y Distinto amanecer (1943).
Delia Peña Orta en La noche de los mil gatos (1971) y Adorables mujercitas (1973).
Lucy Buj en Primera comunión (1967) y El libro de piedra (1968).
María Gracia en La caperucita roja (1960) y Caperucita y sus tres amigos (1961).
Alfonso Mejía en Los olvidados (1950).
Pedrito Fernández y María Rebeca en La niña de la mochila azul (1978).
Ana Patricia Rojo en Veneno para las hadas (1984).
Ximena Sariñana en Todo el poder (1999).
Los hermanos Jiménez Pons en El papelerito (1951) y El rebozo de Soledad (1952).
Fernando Luján en La Cobarde (1947) y La segunda mujer (1952).
Pepito y Titina Romay en Angelitos negros (1948) y Huracán Ramírez (1953).
Valentín Trujillo en El Gran Pillo (1958) y El extra (1961).
René Cardona III en Zindy, el niño de los pantanos (1972).
Cuitláhuac Rodríguez Cui, Mi niño Tizoc (1970).
Ahui Camacho en ¿Quién mató al abuelo? (1972).