Al sur de la Ciudad de México, en la delegación Magdalena Contreras, se encuentra la colonia San Jerónimo Lídice; una comunidad que presume una historia centenaria, pues sus primeras raíces se remontan a la época de los toltecas (950-1150), cuando se le denominó Aculco. Sin embargo, el cambio de denominación por Lídice se debió a razones humanitarias, pacíficas, solidarias y que apelan a la memoria como una eficaz herramienta en contra de la barbarie que el hombre puede llegar a cometer. Por todas estas razones, es importante que conozcamos la historia, pero sobre todo que no la olvidemos.
Pues bien, Lídice, Lidice o Liditz era un pueblo de Checoslovaquia, la actual República Checa, que fue destruido completamente por órdenes de Hitler, en represalia por el asesinato de un jerarca nazi.
Era 1942, a la mitad de la Segunda Guerra Mundial, y el dirigente de las SS Reinhard Heydrich ejercía como gobernante del Protectorado de Bohemia y Moravia, que estaba compuesto, en su mayoría, por territorios de la hoy llamada República Checa. Este protectorado tenía poco tiempo de existir, pues había sido fundado apenas tres años antes por Adolf Hitler en persona, poco después de la ocupación alemana de Checoslovaquia.
Por sus “habilidades”, Heydrich había ejercido diversos cargos dentro de la élite nazi, pero tal vez el más notorio fue el de jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich, un organismo que agrupaba a la Gestapo, a la KriPo (policía criminal) y al Servicio de Seguridad. Debido a sus nada honrosos méritos dentro y fuera del campo de batalla, Heydrich era bien conocido con diversos sobrenombres, entre los que destacaban “El hombre con el corazón de hierro”, “El Verdugo”, “El Carnicero de Praga” y “La Bestia Rubia”.
Luego de saber estos antecedentes, no es difícil imaginar por qué los habitantes de aquella región planearon asesinarlo. Se trataba, simplemente, de eliminar a su sanguinario opresor, así que dispusieron los detalles del magnicidio.
Fue en la mañana del 27 de mayo de 1942, cuando se dirigía en su Mercedes Benz convertible hacia el Castillo de Praga. Entonces, prácticamente de la nada, fue atacado por dos guerrilleros checos, quienes habían sido entrenados ex profeso en el Reino Unido.
Una semana pasó Heydrich agonizando en un hospital de Praga, hasta que finalmente murió de septicemia o presencia de bacterias en la sangre a causa de infecciones graves.
La noticia encolerizó tanto al Führer, que ordenó que los responsables fueran encontrados, sin importar el método de búsqueda. Sus palabras fueron entendidas de manera literal y comenzó de inmediato una feroz represión en contra de la población civil checa.
Como una brutal forma de venganza, más que de búsqueda, se determinó exterminar una población entera, y hacerlo hasta sus cimientos. Esto ocurrió durante la mañana del 10 de junio.
A primera hora, las fuerzas de seguridad alemanas rodearon el poblado de Lídice y cerraron todos los accesos. Se eligió este pueblo porque la mayor parte de los guerrilleros capturados procedían precisamente de ahí.
Lo primero que hizo el ejército alemán fue sacar a la gente de sus hogares y separar a todos los hombres mayores de 15 años para ser fusilados. Las mujeres y niños restantes fueron enviados al campo de concentración de Ravensbrück. Se calcula que la cuarta parte de ellos murió en las cámaras de gas o a causa de los trabajos forzados. Los niños que cumplían con las exigencias de raza terminaron en Alemania, para recibir el proceso de «arianización».
Mientras todo esto sucedía, el poblado fue destruido y totalmente arrasado. De manera textual, no dejaron una piedra sobre otra. La orden era borrar la memoria. Días después, algo similar le sucedió al pueblo de Ležáky. Entre ambos poblados, se estima que fueron asesinadas alrededor de mil 300 personas.
Cuatro años después del fin de la guerra, en 1949, y con el objetivo de evitar el olvido, el pueblo de Lídice fue reconstruido, no así el de Ležáky, donde sólo se conserva hasta hoy una placa alusiva.
A manera de homenaje, algunos países nombraron Lídice a ciertas regiones o colonias de su territorio. Fue el caso de México, en específico de la capital, donde la colonia y antiguo pueblo de San Jerónimo Aculco cambió de nombre por el de San Jerónimo Lídice. En el año 2002, a 60 años de los hechos, en la plazoleta que lleva precisamente el nombre de Lídice se develó el mural «Luz y Muerte», de Ariosto Otero, que aún puede visitarse.
Cada 10 de junio se realiza un homenaje en ese lugar, al que asisten funcionarios de la Embajada de República Checa en México.
Por cierto que la palabra náhuatl Aculco, que se ha retomado como toponimia de aquellas zonas altas de San Jerónimo, significa “En el lugar en el que tuerce el agua”, seguramente debido al entonces caudaloso Río Magdalena que cruzaba a cielo abierto por ahí.
Pueden seguir al mexicanísimo Carlos Eduardo Díaz en Twitter.
Foto principal: «Image of Reinhard Heydrich, Nazi Mass Murderer – Near Prague, Czech Republic«, por Adam Jones, licencia CC BY-SA 2.0.